GOEBBELS RESUCITA EN NAVIDADES, Y CARGA CONTRA LOS CONTROLADORES AÉREOS
http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=11989&NotDesignId=4
a). 3 controladores recibieron Permisos legales , de entre los recogidos en el Art, 56 del Convenio de Control, publicado en BOE de 18 de Marzo de 1999.
b). 1 controladora disfrutaba de su Licencia de Maternidad
c). 1 controladora más, se encontraba de Baja Médica por embarazo complicado: BAJA DE LARGA DURACIÓN, Y NO DE AQUÉL DÍA.
d). 1 controlador, de los previamente publicados, no había superado el reconocimiento médico aeronáutico anual, por lo que se encontraba inoperativo, lo que habitualmente se denomina BAJA CIMA.
Los turnos se remitieron al Jefe de Sala en Torre (gestor diario de personal en el fanal) el día 30 de Diciembre, con dicha publicación, sin que en las hojas de firmas aparezca ninguna rectificación a mano o incidencia de última hora. Toda esta información está a libre disposición de quien la quiera consultar.
2. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
«Los embarazos de las controladoras amenazan gravemente al transporte aéreo«.
3. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.
«Un controlador gana mucho dinero, un controlador es un privilegiado, un controlador no va a trabajar, los controladores están de huelga, qué malos son los controladores«.
4. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas: «Mi primo es controlador y vive muy bien«.
Con la publicación de un titular como «La resaca de 5 controladores deja a Barajas sin la mitad de sus pistas» su diario y otros medios de comunicación operan como el aparato de propaganda de una empresa, AENA, muy interesada en desprestigiar a un colectivo de trabajadores que están negociando su convenio colectivo, hecho por otra parte trivial en el buen funcionamiento de los derechos sociales de este pais.
Se pretende por tanto la demonización del colectivo de controladores aéreos, basada en estos principios nacional socialistas (todo está inventado), en libelos, en calumnias y por medio de la difamación, para crear un «estado de opinión pública» en contra de los controladores, que supuestamente otorguen legitimidad ante la opinión pública a cualquier medida de ajuste salarial, o más propiamente dicho, de aplicación del concepto de «cortijo», a una empresa. Difama, que algo queda, pues.
Lo ocurrido es absolutamente responsabilidad de AENA. Barajas es una dependencia en la que, desde que comenzó la crisis, tan sólo ha bajado el tráfico en un 8 % (datos «oficiales de AENA en su web). Sin embargo, amparándose en ese 8%, la dotación diaria se ha reducido de 29 a 21 controladores, es decir, en un 27%, o lo que es lo mismo TRES VECES Y MEDIA lo que se ha reducido el tráfico. Y esto, en nuestra opinión, produce estos perversos resultados en los que, para rematar se demoniza a quienes cumplieron con su deber, por un lado, y a quienes no tenían porque ir porque disponían de permisos legales controlados por AENA, y cuya incidencia conocía desde hacía meses o, en el peor de los casos, días.
La programación de AENA es tan frágil en esta dependencia que la ausencia de un sólo controlador puede provocar el cierre de una de sus cuatro pistas, como ocurrió el pasado día 5 de Enero. AENA conocía esta situación, y sin embargo permitió que ocurriera, utilizando a los pasajeros como rehenes y a los medios de comunicación como pregoneros de la maniobra. Ni ha existido, ni existe, una huelga de celo encubierta por parte de los controladores, como se ha venido repitiendo insistentemente. Las aseveraciones han de demostrarse.
Este entramado propagandístico y esta colección de despropósitos gestores sucede en medio de un discutido escenario de privatización de Barajas, la escisión de las dos unidades de negociado de AENA y la renegociación de un convenio colectivo.
El público ha de saber que las tasas y costes aeroportuarios de Barajas son los más bajos de su entorno, según manifiesta la propia Aena, aunque este hecho no se publicite. Tampoco se publicita que la demora media en Barajas es sensiblemente inferior a la media europea, porque eso iría en contra de la doctrina propagandística ya establecida no se sabe por quien, y a lo mejor los controladores quedaban como buenos profesionales.
En un impetuoso ejercicio de silogismos basura, el Sr. Ministro de Fomento D. José Blanco, alardeó de que «haría prevalecer el interés general«, equiparando los beneficios empresariales de las asociaciones del transporte aéreo con el interés general. Los beneficios empresariales no son un interés general. La bajada de tasas benefícia única y eclusivamente a la cuenta de resultados de las empresas del transporte aéreo. Las reducciones de tasas ya aplicadas no se han trasladado a una reducción del precio del billete, hecho este demostrable. De aplicarse una rebaja de tasas de 84 euros a 72 euros, al pasajero le supone una rebaja máxima de unos 4 euros. ¿Es de interés general una rebaja de 4 euros por trayecto de ida y vuelta? Si se privatizan aeropuertos, será entonces de «interés general» no subir las tasas y costes de los servícios aeroportuarios.
Hay que ser consecuentes. Por otra parte, una reducción de los impuestos en combustibles si sería de interés general. En esa línea de argumentación, las reivindicaciones de los camioneros cuando montaron su huelga eran correctas, dado que eran «por el interés general», pero este criterio no se aplicó. Además, la bajada de los impuestos del combustible, en el contexto aeronáutico, tendría mayor impacto en el interés general, dado que un tercio de los costes de operación de estas compañías es combustible. Una bajada del IVA sería del interés general, especialmente en productos de primera necesidad, pero se hace lo contrario. La devolución a las arcas públicas del dinero prestado a la banca sería muy del interés general.
La hábil introducción de conceptos como la «baja sorpresiva» o la «ausencia», todo ello debidamente entrecomillado, lleva a pensar que, de producirse la misma política de reducción de personal en otros colectivos, un solo piloto en cabina debería bastar, y si se produce una «baja sorpresiva» el vuelo se cancela, o si es en pleno vuelo se estrella.