Aena prohíbe las horas extra de los controladores para cubrir bajas o incidencias

José Blanco quiere ahorrarse hasta el último céntimo en pagar horas extra de los controladores. Aunque sea a costa de que las dotaciones en las torres esté al límite. Según ha podido saber El Confidencial por fuentes de control aéreo, Aena dio orden el pasado viernes de que no se cubriera con horas extraordinarias ninguna baja o incidencia en la Torre de Barajas siempre que se mantuviera la dotación mínima de 16 controladores más tres supervisores en los turnos de mañana, tarde y noche. Fuentes de Aena aseguran que ése es el número mínimo para mantener abiertas las cuatro pistas.

Las instrucciones aparecen recogidas en un documento interno enviado por la jefatura de división de la región centro-norte al jefe de sala de Madrid-Barajas y afectan a la operativa de todo el fin de semana: del 15 al 17 de enero. Del mismo modo, se expone que en el caso del turno de noche no se cubrirá con servicios de horas extras ninguna baja o incidencia por encima de la configuración mínima de 16 controladores y dos supervisores. Se asegura seguir instrucciones de la Dirección de Operaciones de Gestión del Tráfico Aéreo (ATM), dependiente de Aena.

Para los controladores, la decisión no es inocente. Bajo condición del anonimato, más de uno se queja no sólo de que las dotaciones que se manejan están más que justas, sino de que se trata de una forma de presión para obligarles a cerrar pistas y achacarles una huelga encubierta en Barajas, que precisamente ayer operó por la mañana con sólo dos pistas debido a la niebla. “A día de hoy, el plantel de controladores en Madrid suele ser de 21 personas y hace dos años era de 29. Aena admite que podría quedarse en 16 como dotación mínima. De acuerdo con documentos de posiciones de hace dos años, con 20 controladores en turno diurno apenas se podían tener abiertas tres pistas”, aseguran.

Desde Aena, no se ve problema alguno, aunque se admite que la configuración de referencia no es de 16, sino de 18 personas. “Desde hace un año existe la instrucción de que cuando se alcanza la configuración de referencia, que es de 18 personas en Barajas, sólo se llama a gente si hay necesidades de tráfico. Si se puede funcionar, no hay refuerzos. La cifra de 16 controladores es el número mínimo para tener las cuatro pistas abiertas. Por debajo de ese número es cuando hay que cerrar pistas. Además, en el caso de Barajas se tiende a llamar a personal”, explican.

Guerra de nervios por el convenio

El número de efectivos en las torres constituye la última discrepancia entre Aena y los controladores, que negocian a cara de perro un convenio colectivo bloqueado desde hace cinco años. Aena ha admitido en más de una ocasión que sin las horas extra no es posible sacar adelante los vuelos. Otra cosa es que quiera restringirlas al máximo. “No es posible que tengamos 713 controladores que cobren entre 340.000 y 540.000 euros”, advirtió el titular de Fomento en el Congreso la semana pasada, subrayando que el Estado “no puede pagar a precio de oro las horas extra”.

No quieren horas extra, porque piensan en el dinero, pero luego si no las hacemos nos acusan de huelga encubierta”, lamenta con resignación un controlador. Se trata de salarios que, como adelantó este diario y como denuncia el Ministerio de Economía, llevan desde 1999 abonándose religiosamente, incluidas las horas extra, sin la aprobación de la Comisión Interministerial de Retribuciones e incumpliendo “de manera sistemática” la normativa salarial del personal de la administración. El exceso de horas extra ha provocado en estos años que la parte variable del salario de los controladores iguale y hasta supere a la retribución fija.

Según avanzó también este periódico, José Blanco no sólo quiere rebajar los sueldos de los controladores. También quiere restarles poder en la operativa. Entre las iniciativas planteadas por Aena a los controladores en la negociación del convenio se encuentra la reducción de los descansos diurnos a un 25% de las horas de servicio, desde el 33% actual. De cada seis horas laborables, ahora se descansan dos. Con la nueva propuesta, sólo se pararía una hora y media. Aena quiere también quiere controlar el acceso a los registros de grabación automática de voz en las torres.