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Los controladores me ponen burro

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La erótica del poder de José Blanco
«Los controladores me ponen burro»
Loygorri/Aviaciondigit@l

Centro de Control Blanco

Los controladores tambien tienen sentido del humor, con la que está cayendo en torres y centros de control, que he de decir que no es lo mismo Sr.Ministro para su conocimiento.

La erótica del poder ha sido siempre un tema recurrente para intentar psicoanalizar a los políticos, a la casta política. El caso y ejemplo de D.José Blanco es muy ilustrativo de varias cuestiones importantes para el ciudadano, que al final es el que se hace cargo de la cuenta de aciertos o desaciertos de toda la casta. Es nuestro ministro de Fomento, vaya por delante, el tuyo, el mío y el de aquel. Aunque directamente no le hayamos dado un sólo voto. Pero el sistema, el sistema de casta en la política tiene estas cosas, y el sistema electoral hace que realmente, mi voto, tú voto, su voto, no tenga nada que ver con el puesto que ocupa ese Sr.

Dentro del perfil de Blanco, el aspecto predominante desde un punto de vista técnico y antropológico, define un individuo cuyo entorno social deriva evidentemente de aquellos pobladores de la tierra gallega, donde celtas, vikingos, y otros moradores del punto geográfico de inflexión entre Atlántico y Cantábrico, tienen su reflejo en un caracter, una idiosincrasia, una forma de ser diferencial.

Blanco no es un revolucionario, es un producto de un tiempo y un poder que emana directamente de sus anteriores responsabilidades de partido. Blanco ha cumplido, y ahora quiere dar un paso más. Blanco creo que es algo iluso-es una apreciación mía, es mi opinión-, y hay ocasiones, como en la que nos ocupa, donde la erótica, la del poder creo, que le hace subir el tono y el mensaje hasta el éxtasis de la borrachera orgásmica del absolutismo mediático del siglo XXI. Blanco tiene asesores que le indican hasta donde puede o debe llegar en sus discursos, y como buen descendiente de los moradores de aquellas tierras, el baño cantábrico/atlántico le perturba en ocasiones¨, creo que incluso haciéndole imposible su dominio verborréico. He conocido gente con su perfil en Tarifa, donde son famosos los trastornos producidos por los vientos de Levante, en los moradores de aquellas tierras. Blanco puede estar afectado por los vientos predominantes de la zona del «Final de la Tierra, Finisterre. Esto podría explicar muchas cosas, entre otras cosas su aparente falta de miedo a lo desconocido. Esto le marca, y esto está demostrando en su ataque frontal a un colectivo cuya idiosincrasia y profesión desconoce al 100%, por mucho que a buen seguro, por ejemplo, Carmen Librero le haya intendado explicar. Blanco, no escucha. En otro caso, no tiene explicación el abismo al que está llevando al control aéreo, nada menos, de un país entero, llamado España.

Un tópico ampliamente difundido dice que «el gallego no se sabe si viene o vá». Como el viento. Pero Blanco tiene una lucha interna, seria, y fundamentalmente humana. El cree, o debe creer que los controladores son unos privilegiados, consentidos y mimados. Por otra parte sus privilegios, y mimos, emanan directamente de sus antecesores en el cargo, Arias Salgado, Cascos, Alvarez y …, aquí es donde realmente le «pone», el poder decir ahora ¡hasta aquí hemos llegado!. Blanco sabe quienes son los responsables, y Blanco conoce su papel actual: Depurar,…, depurar,…, depurar. La cuestión, su gran problema de conciencia es que a quien ha de depurar-economicamente hablando- es al colectivo que trabaja, que está en el tajo, del controll aéreo en España. Al final no dejan de ser trabajadores, y en el libro de estilo político de su partido, en el que antes se hablaba de la defensa del trabajador (ahora ya no lo sé), tiene que cambiar muchos párrafos. Por esto es por lo que su discurso se dirige fundamentalmente, como lo haría cualquier comisario político, a modificar mediaticamente, mediante la propaganda que le falicitan los medios, el perfil de trabajador del controlador, por un perfil de «opresor», privilegiado y malcriado de este colectivo. Creo que este es el punto que intenta conciliar en su discurso, y en vista de los resultados, no es fácil, simplemente porque no debería ser así.

Blanco, no es tan hábil como pensaba. Pero Blanco no es tan hábil porque a quien se dirige con su discurso, él piensa que tampoco lo es. Luego Blanco menosprecia en cierto sentido a la sociedad a la que apunta, al público objetivo que piensa que captará sin preguntarse semejante andanada. Por esto simplifica, típico de la técnica del marketing político actual, y unicamente lanza un mensaje 900.000, 700.000, 330.000, 200.000 euros es lo que ganan estos sres. del control aéreo.

Blanco no es tan listo, como le presuponía. Esa sociedad a la que dirige en un primer input, efectivamente reproduce ese mensaje que él lanza, en bares, tertulias, etc…. Luego reflexiona, luego Sr.Blanco, piensa, y se pregunta ¿Quién ha permitido esos privilegios, esa situación?. Y esa pregunta a Vd. le atormenta hasta el punto de hacerle perder una educación formal que al menos en dos ocasiones he visto en el último mes. La última, su repentina ausencia cuando el Sr. Kobeh, presidente de OACI, el organismo más importante a nivel planetario relacionado con la aviación civil, mientras éste hablaba, y estoicamente respondía con posterioridad a anónimas preguntas ante un cualificado Foro de profesionales del sector. La falta de educación, su ausencia ante tan ilustre personaje, con la que está cayendo, en mi modesta opinión significa dos cosas: 1º.-Vd. en un orden de prioridades, da más importancia a una entrevista radiofónica a la que puede que justifique acudió tras su ausencia, a las palabras de alguien que quizás le pueda dar buenos consejos y aportar conocimientos. 2º.-Vd. desconoce que la mínima educación cuando el que habla, entre otras cosas es una persona de más edad y reputación en el sector que Vd. mismo, y no hace aconsejable, en medio de sus palabras, abandonar la sala sin despedirse educada y cortesmente. El mensaje de prepotencia, orgullosa, maleducada, y,…, privilegiada, hace que Vd. parece que se encuentre por encima del bien y del mal, como quiere que la opinión pública piense que están los controladores hoy en España.

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