La España “low cost”
Eloy Orgaz
Este argumento, que es muy bueno, no es mío. Es de Oscar Molina, piloto de Iberia, el más rápido al oeste de Tucson.
Imagínense que llaman a su puerta, y es un vendedor a domicilio de pólizas de seguros médicos.
Ustedes le hacen pasar al amable comercial, y este pasa a exponerles una oferta que sin duda no podrán rechazar.
Primero les pregunta si ustedes ya tiene un seguro médico privado, a lo que ustedes contestan que si. También les pregunta si cotizan ustedes a la Seguridad Social (SS), a lo que ustedes también contestan afirmativamente.
A continuación, el hábil comercial les hace una oferta que ustedes no podrán rechazar: un seguro médico privado por el que se ahorrarán la contribución a la SS y las cuotas de su seguro privado. En total, la operación les saldrá mucho más barata en comparación a lo que ya pagan por si se nos ponen malitos (Dios no lo quiera).
Las clínicas que nos ofrece este señor tienen unos mármoles impresionantes, así como muchas tiendas y cafeterías. Todo suena estupendo, y vosotros empezáis a pensar que aquí hay gato encerrado.
Tras unas cuantas preguntas, el simpático comercial se sincera, porque el pobre está muy solo en la vida, y os dice la verdad:
- – Los médicos vienen de otros países, y sus licencias se han convalidado por la vía exprés, haciendo la vista gorda en muchos casos. Alguien de la empresa lleva semanas mandando emails a Mozambique, Ucrania y a varios países de Sudamérica. Los médicos españoles con experiencia que tienen contratados, bueno, con un ERE se acabó el problema.
- – Algunos de los que vienen son recién licenciados, sin experiencia, y con un deficiente conocimiento del español («dígame dónde le duele, ¿es en la cabeza o más arriba?»).
- – Todos cobran una miseria.
- – Su jornada laboral es extenuante, y les presionan para que hagan guardias constantemente. Van dormidos a trabajar.
- – No reciben ninguna clase de formación específica por parte de la empresa, y si la requieren, se la tienen que pagar de su bolsillo.
- – Tienen contratos eventuales de obra y servicio.
- – El director del hospital les racanea las unidades de plasma que pueden utilizar en una transfusión.
- – El director del hospital y el vicedirector no saben nada de medicina: tienen un MBA y saben de números, pero no de enfermos. El hospital es propiedad de una constructora y de un gremio de joyeros andaluces. El director es el hijo del dueño.
- – Los quirófanos no están homologados, aunque te dicen que en otros países hay quirófanos similares «con el mismo nivel de seguridad».
- – El seguro médico solo te cubre el básico: todo lo demás se paga aparte.
- – Los equipos médicos los compran en el sudeste asiático. Todo viene en chino, o vete a saber en qué idioma.
- – No tienen técnicos de mantenimiento ni personal de laboratorio: todo es «outsourcing» (con una empresa del sobrino del tío de los joyeros, que es concejal).
Y sigue, y sigue, y sigue. Empezáis a sospechar que no le habéis servido té, sino esas hierbas raras que os trajeron del desierto de nosedónde. El tío no para de hablar.
Y claro, decidís que con esos mimbres, ni vosotros ni vuestra familia vais a estar a salvo. Empezáis a pensar que estos tíos son una panda de sinvergüenzas, a los que tu salud les importa bien poco. Veis sus ojos codiciosos, sus compromisos políticos, su fuga a Brasil con el dinero.
Bien, pues ahora trasladad este concepto «low cost» a la aviación y el control del tráfico aéreo.
¿Vais a volar seguros?
España se está convirtiendo en un país «low cost». Nos quieren vender que se puede dar el mismo servicio más barato, a todos los niveles de la sociedad. Leeis periódicos «low cost», que os acostumbran al concepto «low cost».
¿Sois personas «low cost»? Yo no.