Incidentes aéreos, incidentes políticos
por Carlos Sancho, piloto.
Hablar de incidentes aéreos es tanto como decir ¡cuidado!. La definición de lo que es un incidente sería tan larga como sucesos puedan darse en una operación aérea. Porque siempre hay un detalle que pasa inadvertido a todo aquél que no esté sujeto a la observancia escrupulosa de cualquier anormalidad.
En términos muy generales podríamos decir que un incidente es todo aquello que, vinculado con el tránsito aéreo, puede ser causa grave de alteración del mismo o de los servicios a él prestados, entre los que se encuentran los que presta el servicio de Tránsito Aéreo (control).
La casuística es tan larga como que es un incidente aéreo tanto el golpe dado al fuselaje por un camión, como la falta de separación entre tráficos, o la presencia en la pista de un animal muerto. Casi todo puede convertirse en uno de ellos siempre y cuando quede expresamente reflejado en el correspondiente informe de lo sucedido. Lo demás nunca habrá existido.
El objetivo de estos informes no es otro que incrementar la seguridad de todo el complejísimo mundo de una operación aérea. Viendo los posibles hechos de riesgo se pueden tomar medidas para evitarlos en el futuro. Así había sido siempre en aviación y espero que siga siéndolo siempre, pese a quien pese.
El colegio de Pilotos hace hincapié en la forma de notificar estos incidentes o accidentes, si llega el caso, para facilitar a las autoridades aeronaúticas todos los datos necesarios para la investigación y corrección de las causa que lo han provocado. Una filosofía sencilla causa-efecto. Y con carácter más científico acción-reacción.
Cualquier trabajador cuyo cometido esté relacionado con la aviación puede y debe mandar un informe que considere redundará en beneficio de todo el conjunto, aunque por lo general, son los pilotos y los controladores los que suelen hacerlo de manera habitual. Ello se debe a que cualquier incidente que ocurra en su entorno, acaba influyendo en definitiva, en la seguridad de sus vuelo. Pero evidentemente no son los únicos interesados en corregir estos “fallitos” y por ello la propia Administración ha establecido los organismos encargados de la vigilancia y control sobre ellos.
La CEANITA (Comisión de Estudio y Análisis de Notificaciones de Incidentes de Tránsito Aéreo) es el organismo que, dependiente del Ministerio de Fomento, está encargado de analizar y canalizar toda esta información que se genera diariamente. Obviamente detrás de ella hay una legislación en la que se recoge y define cada uno de los aspectos operativos y técnicos que han de regular toda la operación aérea, desde el Reglamento de Circulación Aérea, hasta las que adaptan las normas españolas a las de la Comunidad Europea. Un mundo.
Perdonadme por los rollos legales que os estoy metiendo últimamente, pero es que para trabajar en un avión como piloto, no es suficiente con saber leer “los relojes” ni con apretar “botones”. Porque el responsable último de la seguridad aérea es el Piloto al mando y por ello es necesario conocer toda esta legislación que le obliga y le ampara, así como le exige su cumplimiento y le reserva las sanciones y procedimientos civiles o penales a que se dieran lugar en el ejercicio de su profesión.
Precisamente porque cnocemos y aplicamos estas normas es por lo que los informes de incidente aéreo son en gran cantidad generados por un piloto, y/o por un controlador. El resto en volumen es bastante menor, pero no por ello menos importante.
Hoy viene todo este artículo a raíz de una “interpretación” que hace el Ministro de Fomento ante el alarmante incremento de notificaciones de incidentes. Según la cifra oficial han aumentado un 51 % durante el pasado año. Y para explicarlo argumenta que se debe al aumento de la “cultura en materia de seguridad aérea”.
Yo lo veo de otro modo muy distinto: porque los profesionales se sienten acosados por los resultados económicos de las empresas; porque el deterioro general de la seguridad aérea se ha hecho ya más manifiesto; porque están bajando la formación exigida a todos los implicados (pilotos, controladores, etc.); y porque todos ellos están/estamos convencidos de que muy pronto estos incidentes van a pasar a ser directamente ACCIDENTES. Y porque todos queremos evitarlo es por lo que estamos luchando para que la opinión pública entienda algo que no sea una “propaganda” dirigida por un ministro que no destaca precisamente por su formación cultural.
Así que no nos hablen de cultura, ni que maquillen las cifras, ni dén explicaciones absurdas, porque lo que está pasando es que la PROFESION AERONAUTICA, en bloque, está intentando evitar que ocurran más desgracias. Ningún profesional quiere o querría salir nunca en los periódicos por culpa de un accidente. Y sin embargo los políticos salen a diario en los medios diciendo lo que les viene en gana.
No Sr. Blanco, la gente de aviación no se ha vuelto más culta de repente, sino que la desesperación por no poder hacer nada acorde a su formación, les lleva a intentarlo por medios legales y para que nadie les reproche que no lo intentaron de todas las maneras posibles. Porque todos ellos sobre todo tienen CONCIENCIA. Y pensar que evitar que haya unos cuantos muertos más es una OBLIGACION MORAL Y PROFESIONAL. El resto es puro silogismo. Pero no creo que la Filosofía sea tampoco su fuerte.