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Leyendas urbanas sobre controladores aéreos: (2) Ganan una pasta y son un colectivo endogámico.

 

 

Existe en general un profundo desconocimiento sobre la profesión de controlador aéreo civil.

Mucha gente piensa que son esos señores vestidos con un mono amarillo que con dos banderitas le dicen al avión como aparcar, confundiendo nuestra profesión con la de los señaleros, trabajadores por otro lado imprescindibles en la operatividad aeroportuaria.

Pero esos no somos nosotros. Nosotros trabajamos en Centros y Torres de Control, y separamos los aviones en tierra y en el aire (autorizaciones de control), además de proporcionar un servicio de información y un servicio de alerta. Garantizamos la separación de los aviones tanto entre si como del terreno en el espacio aéreo controlado, que por lo general está configurado con aerovías (el equivalente aeronáutico de las carreteras).

 

 

Algunas películas han mostrado un lado cómico sobre el controlador, como es el caso de «Aterriza como puedas» (1980, Jim Abrahams), donde el el controlador McKrosky siempre se lamentaba de elegir «un mal día para dejar de fumar». Otras películas han mostrado el lado humano y técnico, como «Fuera de Control» (1999, Mike Nevell), donde John Cusak y Billy Bob Thorton mantenían una rivalidad profesional que converge en un acto de heroísmo con el que salvan miles de vidas ante una amenaza de bomba.

Las condiciones laborales y de preparación del colectivo de controladores aéreos han cambiado mucho en los últimos años. En España en los años 60 la precariedad, tanto salarial como de equipos y recursos, condicionaba la vida de los controladores y el crecimiento del transporte aéreo. A medida que las condiciones laborales de los controladores han ido mejorando en todo el mundo, paralelamente han mejorado en España. Los controladores aéreos españoles no somos funcionarios, dejamos de serlo con la creación de Aena en 1991. Somos personal externo a la administración. Nuestros sueldos solo los paga un pasajero al volar, al igual que el sueldo de un piloto.

http://www.youtube.com/watch?v=MeSYf9P-J5U

En general, el sueldo de un controlador aéreo es elevado en todos los países del mundo, y depende de dónde trabaje, de su antigüedad y de su nivel profesional. Las retribuciones son en general proporcionales al número de aviones que controla, y a la complejidad del espacio aéreo que de él depende: un controlador recién licenciado en un aeropuerto pequeño gana sensiblemente menos que un Supervisor en un Centro de Control o torre con muchos años de experiencia, donde su sueldo se asemeja al de un comandante de Iberia, por ejemplo. No hay que olvidar que, por su régimen de retribuciones, aproximadamente un 40% de los ingresos brutos de un controlador acaba en las arcas del Estado a través de la Seguridad Social (IRPF), con lo que contribuye a la sociedad de manera proporcional a su nivel de ingresos.

Un controlador percibe sus retribuciones por dos conceptos: un sueldo base, publicado en el BOE, y un complemento. Ese complemento es proporcional a su antigüedad, puesto, destino, etc. El sueldo base es idéntico a todos los controladores, y ronda los 1200 Euros brutos mensuales. Este sueldo base no se ha visto actualizado al IPC desde el año 1999. Tras la suma del complemento de puesto de trabajo, el sueldo neto mensual de un controlador oscila entre los 3000 y los 6000 euros aproximadamente, en función de lo expuesto anteriormente.

Un controlador aéreo es un importante activo humano para un país como España, en el que el transporte aéreo es una pieza esencial de los ingresos del turismo. Si queremos que España prospere en este sector, es importante contar con la debida plantilla de controladores aéreos. Sin embargo, desde el año 2006 Aena, que es la entidad responsable, no ha convocado nuevas plazas de controlador, y la plantilla actual consta de unos 2400 controladores, con una media de edad que ronda los 46 años, siendo sensiblemente superior esta media a la de otros países de nuestro entorno.

Puesto que el tráfico aéreo ha subido espectacularmente en los últimos años y paralelamente no se han formado nuevos controladores, los controladores aéreos españoles hemos tenido que trabajar más horas que nuestros homólogos europeos, y por tanto la empresa, Aena, ha tenido que remunerarnos ese trabajo con horas extra. La media de horas de trabajo anuales de los controladores europeos es de 1452 horas. El turno base de los controladores españoles ha sido, hasta la promulgación del RDL 1/2010 de 5 de Febrero («el decretazo») de 1200. Tras esta nueva reglamentación, aplicada unilateralmente por el Gobierno sin el concurso de la Negociación Colectiva que marca la Constitución y el Estatuto de los Trabajadores, se quiere forzar a los controladores españoles a trabajar 1750 horas anuales así como reducir considerablemente sus descansos. Tras este Real Decreto Ley, se ha negado a los controladores la posibilidad de prejubilarse. En el 90% de los países, los controladores aéreos se prejubilan a los 55 años, con objeto de la merma en sus funciones físicas e intelectuales no afecte al servicio que prestan. No es, por tanto, un privilegio, sino una necesidad.

 

Para ser controlador aéreo hay que superar unas pruebas de acceso, convocadas por Aena,  a las que típicamente se presentan 8000 personas para 200 plazas. El nivel de inglés exigido es el OACI 4 (equivalente a un «first certificate») y se pide una diplomatura o tres años de cualquier carrera universitaria. Las pruebas de inglés las realiza la Escuela Oficial de Idiomas. Un controlador tarda en formarse unos dos años.

El perfil que se requiere de un controlador aéreo es altamente específico, y se caracteriza, entre otras cosas, por:

  1. – Atención dividida: capacidad de tener en la cabeza varias cosas al mismo tiempo.
  2. – Resistencia a la frustración y a la fatiga.
  3. – Capacidad de trabajo y concentración.
  4. – Capacidad de trabajo en equipo.
  5. – Compromiso entre ser conservador y ser arriesgado.
  6. – «Situational awareness»: conciencia situacional de su entorno.
  7. – Mínimo tiempo de reacción.
  8. – Estabilidad emocional y madurez mental.

La formación práctica y parte de la teórica la imparten controladores, al igual que en otros colectivos las imparten profesionales de esa materia (pilotos, médicos, etc). Se trata de formar a iguales, basándose en la experiencia de un profesional anterior. En la formación también participan psicólogos y técnicos en otras materias, tales como matemáticas, física, meteorología, navegación aérea, legislación, informática, etc.

Entre los controladores españoles hay físicos, médicos, biólogos, abogados, profesores, ingenieros, economistas etc.

Por alguna razón existe la creencia extendida de que los controladores somos un objetivo endogámico. Nada más lejos de la realidad: solo el 9% de los controladores españoles tiene un familiar que sea o haya sido controlador. De hecho, hay hijos de controladores que se han presentado a las pruebas de acceso hasta en tres ocasiones y han suspendido, por no dar el perfil. Se da el caso de que algunos hijos de controladores han pasado a la parte práctica del curso de formación, impartido en SENASA, y entonces han suspendido, con lo que no han podido ser controladores. En el curso de formación de controladores hay que aprobar un examen semanal con una nota de 7 sobre 10, y requiere por tanto un elevado compromiso y estudiar mucho.

Las convocatorias de plazas son competencia de Aena, y los controladores están como observadores en el proceso de selección.

A los controladores les gusta su trabajo, y tienen un elevado compromiso con el servicio que prestan a los ciudadanos y a la seguridad aérea. En España no han existido accidentes aéreos atribuibles a un error del controlador, cosa que si sucedió en Francia en los años 70 cuando se decidió sustituir a los controladores civiles por controladores militares tras una huelga. Dos aviones españoles (Iberia y Spantax) chocaron en el aire sobre Nantes, con víctimas mortales. El accidente no fue atribuible a mala fe de los controladores militares, sino a la decisión política sin precedentes del gobierno francés de poner a controlar todo el tráfico aéreo a unos profesionales que carecían de la preparación y experiencia necesaria para poder hacerlo. Las funciones y la preparación de los controladores militares son distintas de las de sus homólogos civiles.

La próxima vez que usted viaje en avión, sepa que su vuelo es «mimado» a cada minuto por los controladores aéreos, una de las razones por las que el transporte aéreo es tan seguro.

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