Réplica acertada a un catedrático demagógico
Rafael López – 06/04/2010
He leído con atención el artículo firmado por Benito Arruñada publicado el 1 de abril en CincoDías. Nos dedica a los controladores, unas líneas que, viniendo de un profesor de la prestigiosa Universidad, no dejan de sorprender por el manido recurso a los mitos y rumores y no a la investigación, como era de esperar en una firma de tanto prestigio.
Dice en su propuesta que nos sustituyan por máquinas, que “las cifras de AENA son rotundas”. Nos encantaría conocer a ambas si usted nos las presenta: a las máquinas capaces de sustituirnos y a las cifras. Y muy probablemente también a otros colectivos interesados en saber cómo se ha gestionado en los últimos años esta empresa pública que ha descubierto, de repente parece ser, que la excelencia empresarial se consigue destruyendo puestos de trabajo y evitando cualquier atisbo de negociación colectiva.
Dice que “cada controlador le cuesta una media de 375.000 euros al año”. Le confieso que, como ingeniero, lo de las medias no me gusta. No me parece lógico, por ejemplo, decir que un puente puede resistir el paso de vehículos con una media de… ponga usted la cifra. Sin embargo, me parece lógico preguntar, y me extraña que usted no lo haya hecho, por la rentabilidad de los aeropuertos en España donde, según las cifras oficiales de la propia AENA, solo los quince primeros de los 48 que se relacionan, gestionan el 90% del tráfico de pasajeros. Poca productividad se puede aportar desde el personal de esos aeropuertos, sean o no controladores, cuando el problema es que no hay aviones. Pero esto lleva a la incómoda pregunta del motivo de las cuantiosas inversiones en infraestructuras, no ya poco rentables, sino infrautilizadas por la escasa demanda: entonces, ¿por qué se han hecho y con qué criterio?
Pero abundo en la reflexión sobre la famosa media. ¿No le parece extraño que la propia empresa no investigara a aquellas personas que la han desequilibrado, gracias a su desmesurado afán por hacer horas extraordinarias o, lo que es peor, no le parece extraño que no investigue a los responsables de haber propiciado semejante despropósito? Aún hoy estamos esperando la intervención de la Inspección de Trabajo o de la Agencia de Seguridad Aérea. Eso sí es extraño, ¿no le parece?
Naturalmente escribe también de nuestra propensión a las “huelgas de celo”, “encubiertas” según el presidente de AENA. ¿Por qué nadie, en el ejercicio de su responsabilidad, ha actuado ante tanta supuesta evidencia? Desde luego no tiene obligación de conocerlo pero le diré que, según los datos de Eurocontrol, organización encargada de elaborar los informes de productividad europeos en el mundo del control aéreo, España no se distingue por las demoras.
Por citarle un ejemplo reciente, hace unos días pusieron las estadísticas del pasado año en la página web y España tiene, en porcentaje, casi la mitad de demoras que Alemania y no es precisamente nuestro mejor año. Estamos, según los años, en una media bastante normal y no destacan precisamente por datos escandalosos como sería lógico si es que nos diéramos a eso que se llama huelga de celo o encubierta.
En fin, no quería dejar la pasar la oportunidad de ejercer como alumno ante un catedrático y, mucho menos, que el silencio diera carta de verosimilitud a sus comentarios, algunos de los cuales no merecen ni tan sólo una pregunta.
Rafael López. Secretario de comunicación de USCA (Unión Sindical de Controladores Aéreos)