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¿Quieres ser controlador aéreo? Pues cuidado con el timo de la estampita

Cuando terminé mi tesis doctoral en el año 1.997, teniendo una oferta postdoctoral en el extranjero, decidí por razones personales y familiares abandonar la investigación y buscar trabajo en España. Tras buscar infructuosamente un puesto de trabajo en mi sector profesional durante año y medio un día se me cruzaron los cables y puse un curriculum en una ETT diciendo que era programador informático – mentirijilla benial -. A las 48 horas tenía un precario empleo a media jornada en una empresa de publicidad que no me permitía ni comer.

Varias semanas después alguien me habló de la profesión de controlador aéreo. Faltaba una semana para que terminase el plazo de presentación. Me apunté.

Enseguida comenzaron las pruebas eliminatorias: dos exámenes de inglés en la escuela oficial de idiomas, siete horas seguidas de psicotécnicos, otras cuatro horas de psicotécnicos, una entrevista personal y un reconocimiento médico. Nos presentamos 8.000 personas para unas 200 plazas, y yo fui seleccionado.

En la entrevista personal me preguntaron porqué quería ser controlador aéreo. Respondí con sinceridad: para que mi familia y yo pudieramos comer todos los días. Me preguntaron también sobre cómo afrontaba el estrés, a lo cual contesté que si había sobrevivido a mi tesis doctoral ya me podía enfrentar a cualquier cosa.

Tras año y medio en SENASA con exámenes eliminatorios semanales que había que aprobar con 7 sobre 10, fui a mi primer destino. Durante el curso de formación me becaron con la bonita cantidad de 15.000 pesetas del año 1999 al mes. Yo, que no tenía ni para tabaco, compaginaba el curso de controlador con el precario empleo temporal de programador, y solía comer un sandwich en el autobús de camino a la escuela. Fue duro.

Yo entonces carecía de recursos económicos, y aprobar control salvó mi vida y la de mi familia.

Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces.

Ahora Doña Maria Eugenia Llorens, Directora de SENASA, pretende que el candidato a controlador aéreo desembolse 45.000 euros para poder acceder al curso de formación. En estas circunstancias yo no habría podido ser controlador, y sospecho que como yo muchas otras personas validas y voluntariosas de este país. Tampoco se piden estudios universitarios. La formación será parcial y sesgada, específica para un puesto de trabajo que no tienes garantías de obtener. El modelo de contratación es el de obra y servicio. No serás empleado público. Habrás desembolsado cantidades astronómicas y nadie te garantizará estabilidad laboral ni económica. Te van a tomar el pelo, y se van a enriquecer a tu costa los cuatro de siempre. Es el timo de la estampita.

¿Que intereses oscuros se esconden detrás de este nuevo golpe de efecto tan oportuno?

Se quiere copiar el modelo de «formación» del controlador al escandaloso escenario de la formación de los pilotos, que tienen que desembolsar cantidades astronómicas en concepto de simulador para contar con el título y la habilitación correspondiente. Se estima que en España hay unos 5.000 pilotos en paro que habrán «invertido» en su formación un mínimo de 70.000 euros. Algunos pilotos hasta pagan por volar. El mercado no puede asumir esta oferta de pilotos, y muchos tienen que emigrar.

Habrá que preguntarse a quien beneficia esta nueva manera de formar controladores aéreos, cuando no se han convocado plazas desde el año 2.006 y tanto el ministro de Fomento como el presidente de Aena han insistido hasta la saciedad en que había controladores de sobra -aunque luego se los nieguen al director del aeropuerto de Castellón-. Si había controladores de sobra, ¿porqué los controladores aéreos españoles hemos tenido que ampliar la jornada -las horas extra- a petición de Aena, que hasta nos mandaba cartas de felicitación por hacerlo? Y ahora se nos ha acusado de sueldos desmesurados cuando son «ellos» los que se han negado a formar nuevos controladores. ¿No será que querían hacer el agosto con la formación? Se acusaba a los controladores de tener la llave de la entrada en la profesión, pero la realidad es que solo el 9% de los controladores tiene un familiar controlador. España mueve aproximadamente el mismo tráfico aéreo que Francia, pero los galos tiene tres veces más controladores que nosotros. Se podría pues afirmar que un controlador español ha sido tres veces más rentable que uno francés.

Lamentablemente, la navegación aérea en España se va degradando progresivamente fruto de intereses económicos espurios. La privatización exprés de Aena y la formación de controladores «low cost» (para SENASA, no para el candidato)  acarreará una merma de calidad y de seguridad, y serán los pasajeros los que paguen el pato. Eso si, los de siempre se llenarán los bolsillos.

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