El desmantelamiento de la navegación aérea española: estado de la situación
por John White.
1. Los controladores aéreos están sin derechos laborales desde el 5 de febrero de 2010 gracias a un decretazo, convertido después en la Ley 9/2010. Se ha abolido su convenio colectivo. Se planean traslados forzosos y subrogación de contratos con empresas extranjeras. Zapatero afirmó que «este no es un gobierno de decretazos», pero la realidad contradice esta afirmación. El Ministro de Fomento emprendió una campaña de acoso institucional contra los controladores de tipo personal, demagógico y revanchista, que solo pretendía crear una cortina de humo de cara a la privatización y ganar votos con un populismo trasnochado.
2. Esta ley abre la puerta a la privatización del control de aeródromo, a la entrada de empresas extranjeras y a la merma en la calidad del servicio. Se pondrá un servicio de mala calidad denominado AFIS en aquellos aeropuertos que Fomento estime oportuno, retirando el servicio de control. Se segmentará la calidad entre los ciudadanos de primera y los ciudadanos de segunda, las comunidades ricas y las comunidades pobres. Mermará la seguridad. Se perderán empleos.
3. Los controladores aéreos están sometidos a una campaña de acoso institucional constante. Se han incrementado los turnos desmesuradamente. Nombran servicios forzosos denominados exprés en sus escasos días de descanso mensual. Se han reducido los descansos en cada turno. Se hace imposible conciliar la vida familiar y la vida laboral. Hay muchos controladores de baja por estrés y ansiedad. Se hace difícil concentrarse en el trabajo. Una controladora tuvo que llevarse a sus hijos al trabajo ante la imposibilidad de dejarlos con nadie. Se han negado reducciones de jornada y permisos de lactancia. Rellenan al mes unos 25.000 folios absurdos, dado que les obligan a apuntar en qué posición de control se sientan. El gasto de papel ha crecido desmesuradamente, y los administrativos no dan abasto. En algunas dependencias los guardias de seguridad impiden la salida a los controladores durante sus escasos descansos con coacciones, como si de un campo de concentración de tratase. La judicatura española parece seguir fielmente las consignas del Gobierno de no dar cuartel a los controladores.
3. Los aeropuertos faraónicos que se han construido con el auxilio de conocidas constructoras han endeudado a Aena desmesuradamente, y ahora que Europa y las agencias de calificación aprietan solo se les ocurre subastar activos al mejor postor, activos que han sido pagados con nuestros impuestos. Aena tiene una deuda de más de 12.000 millones de euros derivada de la construcción de estos aeropuertos a los que no vuela nadie: se «invierte» en terminales de mármol, pero el mármol no aumenta la seguridad. Las entidades financieras dueñas de esa deuda a su vez la venden a otras entidades. Aena paga 300 millones de euros anuales en concepto de intereses. Sin embargo, se siguen construyendo terminales faraónicas en lugares a los que no vuela nadie, por ejemplo las terminales gallegas.
4. Aena se escindirá en dos empresas: Aena Navegación Aérea y Aeropuertos. Se culmina la privatización del último baluarte de las empresas públicas españolas. Se dará entrada a capital privado, y los trabajadores de Aena perderán su condición de empleado público, su puesto de trabajo estará amenazado, y todo ello se reflejará en la calidad de los servicios y en la seguridad aérea.
5. Se pretende implantar un servicio «low cost» denominado «de plataforma» en Barajas y El Prat. Este hecho supone un retroceso en calidad y seguridad. Este servicio estará a cargo del personal AFIS formado por Ineco y Adventia, que habrá recibido un cursillo exprés de pocas semanas, y que no es controlador. Sin embargo, los pasajeros seguirán pagando los billetes muy caros, y no se les informará de que la calidad del servicio ha disminuido. Este Servicio de Plataforma ha llevado al aeropuerto de Frankfurt a situaciones conflictivas, ha aumentado las demoras y ha restado capacidad al aeropuerto. Las compañías aéreas que operan en Frankfurt lo consideran «un grave error». El abaratamiento de los servicios comprometerá el crecimiento del transporte aéreo español, y planeará la sombra del accidente.
6. Desde el año 2.006 Aena no saca plazas de controlador. Por tanto los controladores han trabajado un gran número de horas adicionales para poder dar salida al crecimiento geométrico del transporte aéreo. Aena ha manifestado que no eran necesarios más controladores, pero la realidad es que Francia, que mueve el mismo tráfico que España, tiene tres veces más controladores que nuestro país. En un ejercicio de inconsistencia sin igual, Fomento, vía Aena, vía SENASA, se acaba de sacar de la manga un plan de formación de controladores previo pago de 45.000 euros por barba. Antes se podía presentar a control cualquiera, tuviese recursos económicos o no, ya que no había que pagar un duro, solo valer para ello. Se pretende convertir la formación de controladores en un negocio, al igual que pasa con los pilotos, que destinan cantidades astronómicas en su formación para acabar emigrando al extranjero, dado que en España las compañías aéreas apenas contratan pilotos españoles. La formación será segmentada: antes un controlador salía de la escuela con un título que le posibilitaba ir destinado a cualquier dependencia, mientras que ahora solo podría ejercer en torres pequeñas, torres grandes o centro, siempre que esté dispuesto a pagar de su bolsillo esta formación. Se le hará un contrato de obra y servicio, y no será empleado público.
7. Las iniciativas empresariales encaminadas a construir aeropuertos privados se ven cortapisadas sistemáticamente por Fomento: o se les presiona hasta el cierre y la expropiación, como en el caso de Ciudad Real, o se les dice que no hay controladores aéreos disponibles, como es el caso de Castellón. Algunas empresas privadas de aviación han tenido que suspender vuelos ante la negativa de Aena y Fomento a dotar de infraestructuras y controladores a algunos aeropuertos, como es el caso de Córdoba: Flysur exigió una torre y controladores, pero jamás se los pusieron, y la empresa cesó actividades.
Desde el más profundo respeto que me supone la seguridad aérea y los empleos de todos los trabajadores tanto de tierra como pilotos, he de denunciar esta situación de desmantelamiento deliberado de la navegación aérea en España. De todos nosotros depende que este futuro apocalíptico no sea una realidad. Mucho me temo que los los administradores de Aena estarán cacareando la frase: «mientras al ministro se la pele la seguridad, a mi también».