El nuevo desvarío de Aena: servicio de plataforma.
John White.
Aena últimamente nos tiene acostumbrados a sustos y despropósitos un día si y el otro también. Los desatinos constantes en la gestión de Aena están poniendo en peligro la continuidad en la prestación del servicio que se exige en la Ley 9/2010, y alguien desde el ministerio y/o desde la fiscalía debería tomar medidas de oficio antes de que ocurra algo realmente grave.
En declaraciones ante el Senado, Juan Ignacio Lema Devesa, presidente de Aena, anunció su intención de implantar un «servicio de plataforma» (SDP) en los dos principales aeropuertos españoles: Barajas y El Prat. El discurso del Sr. Lema empieza a resultar irresponsable, maquillado y desmedido.
El SDP supone sustituir el servicio de control suministrado por controladores aéreos por un servicio «low cost» exclusivamente de información proporcionado por personal con escasa formación, experiencia y preparación. Una empresa filial de Aena, Ineco, ya está formando a este personal, denominado AFIS. El piloto será el responsable de las maniobras en una fase crítica en la operación aeroportuaria -salida y llegada-, ya que el operario de SDP solo informa a los pilotos, y son estos los que deben tomar todas las decisiones. En el aeropuerto de Frankfurt la implantación del SDP ha sido considerada como un «grave error» tanto por las compañías aéreas como por los gestores del aeropuerto: han aumentado las demoras y los incidentes de seguridad, se ha reducido la capacidad aeroportuaria y son constantes las reclamaciones de los pasajeros por pérdida de las conexiones de vuelos. Los experimentos, con gaseosa.
En Europa solo 4 aeropuertos (Suiza, por ejemplo), entre los que no se incluye ninguno de los principales, disponen de SDP. Este «servicio» se suele emplear en terminales de carga privadas norteamericanas (como es el caso de UPS) que han sido diseñadas específicamente con esta idea en mente. Barajas no fue diseñado para ofrecer un SDP, ni por estructura ni por número de movimientos. Barajas es el primer aeropuerto de España y el cuarto de Europa, y se prevé un incremento en el número de operaciones para los próximos años. Por tanto, no se entiende que Aena, y su presidente Lema Devesa, pretenda semejante retroceso en los niveles de calidad de servicio, que solo puede obedecer a una absurda política de ahorro presupuestario o a oscuros intereses de otro tipo. Nuevamente, lo barato saldrá caro, y serán los pasajeros y la seguridad aérea los que lo acaben pagando.
La imagen internacional del aeropuerto de Madrid Barajas, como puerta de entrada a nuestro país y como «hub» con latinoamérica y Estados Unidos va a resultar erosionada. Barajas no podrá competir en niveles de servicio y calidad con otros aeropuertos de su categoría, que cuentan con control de tráfico aéreo tal y como recomiendan OACI y Eurocontrol para aeropuertos de estas dimensiones. La más mínima eventualidad -como una nevada- acarreará demoras, titulares y protestas de los pasajeros. Un SDP no comulga bien con las nieblas invernales de Barajas ni con la configuración sur. Habrá demoras.
Al viajero se le da gato por liebre: se degrada el servicio que se le presta, pero ni se le informa del nuevo escenario ni se le rebajan los billetes de avión. El pasajero tiene que entender que el mármol de una terminal no contribuye ni a la seguridad ni a la fluidez de los vuelos.
Se prevé la entrada del capital privado en la gestión aeroportuaria, pero al parecer no se les ha contado toda la verdad. Este capital inversor deberá extremar la precaución ante la posibilidad de que se les esté vendiendo un activo tóxico y mermado con el disfraz del ahorro presupuestario. Las Cámaras de Comercio y las Comunidades Autónomas acabarán heredando un aeropuerto disfuncional y lastrado, y pagarán el pato de las decisiones políticas y económicas que otros tomaron por ellos. Las erróneas decisiones operativas y económicas que ahora se adopten, como la implantación del SDP, supondrán un caramelo envenenado que hipotecarán el futuro crecimiento de la actividad comercial aeroportuaria y del transporte aéreo.