Carmen Librero, Directora de Navegación Aérea, se presentó a control en 1983 y suspendió
Eloy Orgaz.
Carmen Librero Pintado, Directora de Navegación Aérea de Aena, se presentó a las pruebas de acceso a controladores aéreos en 1983, según consta en el Boletín Oficial del Estado de 2 de Enero de 1984. En la resolución de 20 de diciembre de 1983 de la Subsecretaría del Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones aparece su nombre como presentada.
http://www.boe.es/boe/dias/1983/11/21/pdfs/A31516-31518.pdf
En un BOE posterior, de fecha 26 de julio de 1984 (numero 178, páginas 21945 y posteriores) se publicó el nombramiento de aprobados como funcionarios en prácticas del Cuerpo Especial de Controladores de la Circulación Aérea de la anterior lista de admitidos. Carmen Librero no pasó las pruebas de selección.
Indudablemente, de haber aprobado las pruebas de acceso a control, Carmen Librero sufriría en la actualidad los daños de la Ley 9/2010 y los excesos cometidos por Aena en su aplicación. Probablemente no podría conciliar su vida familiar y laboral, sufriría de trastornos del apetito y del sueño y se preguntaría de que manera se puede dar un buen servicio sin descansos racionales y trabajando 28 de cada 30 días. No sabría como conciliar la Ley de Seguridad Aérea con el hecho de dormir 3 horas en un turno de noche, y tendría probablemente deseos de presentar su rescisión de contrato antes de cometer un error que pudiera propiciar un accidente.
Si Carmen Librero hubiese pasado las pruebas de control, ahora la sociedad y cierto ministro le señalaría con el dedo y le llamaría «privilegiada». Sus hijos tendrían miedo de contestar si sus amigos del colegio les preguntasen a que se dedica su mamá. No iría en coche oficial ni tendría guardaespaldas. Se sentiría perseguida y calumniada. Y todo por aprobar un proceso de selección. Pero Carmen Librero suspendió. Y la realidad es otra.
Su celo en la persecución a los controladores desde su cargo, el tono de sus declaraciones públicas y el paternalismo inapropiado de sus epístolas internas invita a pensar que tal vez su intento frustrado por ser controladora haya tenido algo que ver con su talante actual con este colectivo.