“Va a ocurrir una desgracia aérea y todos vamos a ser responsables”
Por Helena Alcalá
“Sr. Ministro, esto no puede continuar así. Va a ocurrir una desgracia y todos seremos responsables”. Estas son las palabras con las que una controladora aérea se dirigió al ministro de Fomento, José Blanco, en una carta fechada el 23 de abril de 2010 y a la que ha tenido acceso eldebate21 en exclusiva. En el escrito, se denuncia la poca seguridad debida a la falta de personal “ya endémica”, que sufre el sector y que ha sido el detonante por el que los controladores han decidido poner fin a su situación y declararse en huelga en repetidas ocasiones.
La carta comienza así: “Soy controladora aérea de aproximación Madrid y creo que es mi deber informarle de la situación actual de la sala. Le aseguro que no es la más adecuada. Trabajamos más servicios, descansamos menos y, así y todo, cada día hay más sectores integrados. En nuestro trabajo es muy importante mantener una adecuada concentración, esto se hace muy difícil cuando vivimos rodeados de incógnitas y rumores. No sabemos si vamos a tener vacaciones este verano, cuándo será nuestro próximo día libre, qué vamos a cobrar el mes que viene, cómo van a reorganizar el TMA de Madrid…”
José Blanco quiere solucionar el problema de los controladores sustituyendo a los civiles por militares ya que, tal y como ha afirmado, “ya están preparados” para ocupar puestos de trabajo en las torres y centros de control de los aeropuertos. Aquellos que no estén preparados, se les pueden habilitar “rápidamente”.
Sin embargo, la situación no parece tan fácil ni tan real a tenor de la carta que desvela hoy este periódico digital. La misiva pone de manifiesto “la absoluta desesperación de los profesionales durante los últimos meses. La reducción de los sectores (que se establece en un mínimo de 10) ha sido reducida en multitud de ocasiones a 7, 8 ó 9, en el mejor de los casos. Esto atenta gravemente sobre la seguridad del tráfico aéreo”.
En este sentido, la remitente detalla un escalofriante suceso vivido en el aeropuerto de Barajas a consecuencia de esta situación. La controladora desvela que hace ya tres meses, dos aviones estuvieron a punto de colisionar durante un despegue en Madrid. “A las 11:19 UTC dos despegues de Madrid se pasaron con una separación menor a la reglamentaria (…) me percaté del problema tarde y los separé con rumbos, pero no se guardó la adecuada separación. Esto ya es horrible de por sí, pero lo más terrible es que si hubiera tardado un minuto más sólo les habría salvado el TCAS -Sistema de alerta de tráfico y evasión de colisión-. Tardaré mucho en olvidarlo se lo aseguro y no sé cuantas noches lo voy a tener clavado en mi cabeza, rememorando todo lo ocurrido”.
En la carta, la controladora afirma que “la falta de personal se ha vuelto crítica con el paso a no operativos de los controladores mayores de 57 años. Su experiencia ha sido un puntal en el que todos nos hemos apoyado en situaciones extraordinarias, tormentas, fallos de radar, emergencias y un largo etc”.
Tal y cómo ha establecido Fomento y AENA, los profesionales mayores de esa edad se verán obligados a abandonar su puesto de trabajo sin ser sometidos a unas pruebas de capacidad previas. De acuerdo con la situación actual, esto supone un alto porcentaje de reducción de la plantilla, decisión que no ha sido respaldada por el sindicato de controladores.
La carta continúa con una petición a José Blanco para que, antes de llegar a la situación actual, tomara las medidas adecuadas con el fin de salva guardar vidas: “hay cuestiones que sólo usted puede resolver: darse una moratoria a los mayores de 57 años y sobretodo acabar con el acoso. Aquí lo de menos es si te suicidas, sino cuantos te has llevado por delante”.
Esta carta sólo es un ejemplo de la preocupación que se vive en los aeropuertos españoles y pone de manifiesto que el Ministerio de Fomento estaba al tanto de la situación desde hace varios meses. Las numerosas irregularidades que están saliendo a la luz los últimos días, no hacen más que echar leña al fuego sobre la ya de por sí mala gestión de Fomento. Una situación crítica que viene a respaldar la inseguridad en los aeropuertos españoles.
