A mi colega Capella
Vicente Mena Ruiz
Controlador aéreo, Torre de Málaga
Málaga 4 de Agosto de 2010
Ayer escribí una carta abierta donde pretendía explicar llanamente la realidad de lo que se escondía detrás de toda esta campaña de acoso y derribo al controlador aéreo en España. En dicha carta intentaba, entre otras cosas, desmontar los argumentos que desde Fomento y nuestra empresa AENA esgrimen a diario para escarnio de un grupo de privilegiados insolidarios secuestradores que enferman a la primera de cambio. En dicha carta trataba varios temas, a saber: sueldos, prejubilación, productividad y causa de los males de AENA. A última hora, incluí el tema del Real Decreto sobre los descansos en nuestra profesión, comentando que es una burda copia del reglamento inglés, modificada a conveniencia por el Ministerio de Fomento, donde no solo se reducen los tiempos de descanso de dicho reglamento, sino que no se recoge ninguno de los apartados que dedica a los derechos del trabajador, aun así , mejora la situación de desamparo legal que vivimos los controladores desde el pasado 5 de febrero. Sin embargo AENA no estaría obligada a aplicar este decreto hasta marzo de 2012, aunque sí sería de obligado cumplimiento a las nuevas compañías privadas prestatarias de servicio de control aéreo.
Pues bien, sr. Capella, todavía no he podido salir del asombro que me ha causado la lectura de su articulo en el diario El Mundo. Que si ha llegado a cobrar más de 330.000 euros brutos los últimos años, que si ud. no era precisamente de los que más horas hacía, que si llevaba mucho tiempo advirtiendo a sus compañeros de la insostenibilidad y abuso de la situación, bla, bla, bla. Pues bien D. Francisco, da la casualidad que llegué a conocerle a ud. antes de que accediese a esta profesión, estando yo por aquel entonces en la escuela de control, ya entonces me causó extrañeza esa soltura que usted demostraba cuando todavía no era controlador aéreo y ya pretendía saber más que nadie de control aéreo. Ya en mi primer destino, Tenerife Norte , era la comidilla de control sus andanzas por Tenerife Sur. Para muestra, su pretensión de vivir en la torre de control, de donde le tuvieron que echar ya que quedaba muy feo eso de secar la colada en la barandilla de la torre, ¿qué irían a pensar los turistas?. Igual no le daba para un alquiler su sueldo que en aquellos momentos ya duplicaba con creces el mío aún teniendo yo más antigüedad. Allí no era usted conocido precisamente por hacer ascos a las horas extras, sino más bien por todo lo contrario. Pasaron los años y aquello lo recordaba como anecdótico, pero que casualidad, que nos volvemos a encontrar aquí en Málaga cuando vino usted de comisión de servicio a aliviarnos la carga de trabajo del verano del 2008, se podría pensar que de manera altruista y con la intención de alejarnos del pecado capital del controlador, las horas extras, pero no, no fue así, lo primero que preguntó usted fue por el número de horas extras que podía hacer, y lo siguiente, si se podía quedar en alguna de las habitaciones de la torre, igual los 330000 brutos que según usted cobró ese año tampoco le daban para una humilde pensión como las de Calle Córdoba o no le daban para pagar la hipoteca de su casa de protección oficial. Pues no, ni tan siquiera en aquel momento intentó usted persuadirme del abuso y la insostenibilidad del sistema de horas extras, no se si sería porque yo sí que hacía menos horas extras que usted y prefería tener algún día libre para ir con mis amigos o mi familia a la playa. Así que no venga usted a estas alturas a venderme una moto que no se la cree ni usted. Más bien debería haber sido yo, que nunca en mis más de 12 años de carrera profesional he llegado a cobrar ni dos tercios de lo que ud. y el sr. Ministro afirman que es la media de ingresos de un controlador aéreo, no digamos ya del resto de controladores de las treinta y tantas torres de menor tráfico y necesidades de personal que la torre de Málaga, quien le advirtiera que su sistema no era sostenible, aunque no me habría hecho caso y habría continuado con los excesos y abusos en los siguientes destinos y comisiones de servicio como confiesa en su carta. Más bien debería estar indignado y avergonzado por la situación que parece que usted no vive desde el pasado 5 de febrero.
Usted y unos pocos como usted son el mal de esta profesión que han servido al Sr. Ministro y al resto de la sociedad para tener la visión que ahora tienen de nosotros, pero para bien o para mal esto es el pasado, ahora usted no cobra los más de 330000 euros brutos de los últimos años, ni yo tengo tiempo para ir con mis amigos a la playa. QUE LE APROVECHE.