Los militares se suman a las críticas contra AENA por “poner en peligro la seguridad”
Nuevo frente de batalla contra Aena en la guerra abierta por los controladores aéreos. Y en esta ocasión no la abre el sindicato Usca, encargado de defender los intereses de éste colectivo, sino lo militares. Los controladores del Ejército, con sueldos infinitamente más pequeños que los de sus colegas en el ámbito civil, están dispuestos a prestar su servicio de forma inmediata, en el caso de que hiciera falta, pero tampoco ocultan las críticas contra el gestor aeroportuario.
Aunque prefieren mantener el anonimato por el temor a posibles expedientes disciplinarios, varios controladores militares, agrupados en la asociación Sodecta, se muestran tajantes: «Es posible que su actuación no haya sido la más adecuada últimamente, pero hay algo en lo que los controladores tienen razón: AENA está poniendo en peligro la seguridad aérea con los abusos de la jornada laboral, obligando a la plantilla a trabajar en una situación de máximo estrés».
Sodecta asegura que no tiene ninguna finalidad política, y mucho menos sindical, e insiste en que su único objetivo es conseguir los más altos niveles de seguridad en el tránsito aéreo. «Seguridad para todos, ya sean pilotos, controladores y por supuesto para los usuarios finales de este servicio público: los pasajeros», asegura en su página web.
El gestor público se defiende
AENA niega, sin embargo, rotundamente que se haya puesto en peligro ni una sola vez la seguridad en el espacio aéreo español y mucho menos la vida de cualquier pasajero. «Es mentira. Si tenemos que cerrar un aeropuerto porque no está garantizada la seguridad, no dudaremos en hacerlo.
De hecho, el aeropuerto de Gerona se cerró ya durante cuatro horas para que el controlador pudiera tener tiempo de descanso tras la baja de un compañero», ha asegurado Juan Ignacio Lema, presidente del gestor aeroportuario.
De hecho, en el Plan de Contingencia elaborado por el Gobierno para hacer frente a una posible huelga contempla, al margen de que los militares puedan asumir el control de 24 aeropuertos, que otros 14 puedan cerrar en un caso extremo.
Y todo ello, al margen de reducir la capacidad operativa del resto, cerrando en muchos casos durante el horario nocturno. En seis aeródromos se instalaría el sistema Afis, de control automático.