Residentes contra Blanco
TRANSPORTE. los isleños recuerdan al Gobierno central que vivir en una isla es mucho más caro
Protesta unánime de los ciudadanos contra el tijeretazo que pretende aplicar el ministro de Fomento al descuento aéreo
ROSA FERRIOL. PALMA.
Tal vez sería conveniente que el ministro de Fomento, José Blanco, pasara una temporada en las islas para darse cuenta que utilizar el transporte aéreo no es cuestión de capricho. Y que durante esta estancia, tuviera que viajar por una urgencia a su tierra, Galicia, sin tener la posibilidad de coger el billete con antelación y elegir la tarifa más económica. Es una emegencia y el billete se compra a última hora, por eso, es más caro. Debería ser residente por una temporada y tener una urgencia, pero sin las ventajas que implica eso de ser ministro y sin la posibilidad de utilizar el tren, el bus, el coche… como ocurre en la península. Al menos es lo que opinan los ciudadanos de las islas, que rechazan de manera unánime el tijeretazo al descuento aéreo.
Rechazo e indignación es lo que ha generado Blanco entre los mallorquines, que opinan que el tijeretazo que quiere aplicar al descuento de residentes es «una barbaridad», según exclama José López, un ciudadano de a pie que se pregunta por qué no empieza recortando personal de su ministerio y da ejemplo de lo que es apretarse el cinturón antes de atacar el bolsillo de los isleños.
Elisa, Elena o Estefanía son tres jóvenes que viven en Palma pero que tienen su familia fuera. Unas chicas que deberán reducir el número de visitas a sus padres y amigos si el Gobierno central aplica las tijeras al descuento de residencia. «El recorte en el descuento no es nada justo, los billetes serán muy caros», comenta preocupada Elisa. Al otro lado del mar están Victoriano Quirós y Josefa Mata, de Barcelona, cuya hija vive en Palma. Rechazan la intención de Blanco, primero, porque su hija «vendrá menos a vernos porque los billetes serán más caros» y, luego, porque «este Gobierno solo sabe reducir, reducir y reducir a los pobres».
Indignación le provocó la noticia a Elisabeth Reyes, que viaja con frecuencia a Madrid. «Como el ministro viaja gratis, nos quiere recortar el descuento pero la realidad es que sin la ayuda no podré viajar tanto», señala.
Puede que el ministro vaya de hombre duro del Gobierno pero debe saber que no únicamente tiene al Govern de Antich «rebotado», sino que también tiene a los ciudadanos en su contra. Unos residentes que se molestaron con la estrategia de Blanco, un responsable de Fomento que habla de oídas y que insiste en decir que se bonifican las tarifas business (cuando están excluidas de la subvención). La estrategia se repite. Igual que en el caso de los controladores aéreos, primero lanza un globo sonda y luego ataca a un colectivo concreto, en este caso, el «20% de viajeros que consumen el 41% de las ayudas (152 millones)» porque compran los vuelos de clase turista más onerosos. Y más rebote generó la desconfianza de José Blanco hacia los isleños al decir que «no creo que todos los que consumen el 41% de los recursos lo hagan por necesidad de urgencia o por razones sanitarias».
«No es justo que el Gobierno recorte el descuento de residente porque vivir en una isla es mucho más caro» es la opinión de Llucia Oliver, una opinión que comparten todos los encuestados, que se posicionaron en contra de las intenciones de Blanco.
http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2010/09/19/residentes-blanco/604182.html
Blanco saquea Balears y encima nos llama ladrones
Joan Riera.
José Blanco es ministro de Fomento de Galicia, un poco de España y nada de Balears. Blanco se ha enfrascado en una cruzada para recortar el derecho de los isleños a ver compensada su insularidad, pese a que el artículo 138 de la Constitución Española dice que el Estado velará «por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular». El ministro sabe perfectamente –o debería saberlo si sus múltiples ocupaciones gubernamentales y de partido no se lo impiden– que las balanzas fiscales publicadas por el ministerio de Hacienda son tremendamente negativas para las islas, con un saldo deficitario del 11,22%. O dicho en palabras más claras, los baleares aportamos muchísimo al conjunto del Estado y recibimos muy poco.
Por si fuera poco, el ministerio que dirige José Blanco castiga sistemáticamente al archipiélago en sus inversiones. En la última década, el promedio de gasto por habitante ha sido de 590 euros, frente a los 1.357 de la media nacional o los 2.691 que ha recibido cada asturiano (tierra de Cascos, metido ahora a Don Pelayo en la reconquista de Asturias) o los 2.106 de cada gallego (región de origen de Blanco).
El ministro incluye las inversiones de Aena, el organismo que gestiona los aeropuertos, en el prorrateo de Balears pese a que muchas de las mejoras solo buscan incrementar el volumen de negocio –zonas comerciales, ampliación del aparcamiento…– y no aportan ningún beneficio tangible a los isleños. Sin embargo, oculta como si fuera un secreto de Estado las pingües ganancias que obtiene Son Sant Joan (37,8 millones en 2009) con los que, además de autofinanciar las inversiones, cubre pérdidas de otras instalaciones cuya existencia solo obedece a motivos políticos y no de vertebración de un territorio en el que crecen ´aves´ y autopistas.
En lugar de pedir perdón por el expolio al que los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE han sometido a Balears, el ministro de Fomento lanza un globo sonda para advertirnos de que estamos abusando de su paciencia y de su presupuesto cada vez que decidimos tomar un avión para salir de Mallorca, Menorca o Eivissa por necesidad o porque nos da la gana.
Blanco, oscurantista en los beneficios de los aeropuertos, no tuvo reparos en lanzar el martes una puya indiscriminada a los isleños basándose en datos muy concretos referidos al descuento aéreo: «El 20% de los pasajeros, no creo que todos por necesidades de urgencia o por razones sanitarias, utiliza el 41% de las subvenciones. Es decir, de los 371 millones, el 20% de los pasajeros gasta 152 millones». El contexto en el que lo dijo, un tenso debate con el senador Pere Sampol, permite deducir que hay mucho ladrón en Balears que «despilfarra el dinero público».
Si José Blanco tiene datos sobre la comisión de un fraude, que lo denuncie, pero que no efectúe una criminalización general con el mismo estilo de medias verdades que puso en práctica cuando situó en su punto de mira a los controladores aéreos.
El ministro debería ocuparse y preocuparse de asuntos como el publicado el viernes por Diario de Mallorca. Un kilómetro de vuelo con salida o destino en Balears cuesta un 37% más que si se cubre una distancia similar entre dos aeropuertos de la península. En los casos más sangrantes el incremento tarifario es del 80%. Traducido: las compañías aéreas cargan la mano sobre los trayectos del archipiélago sabedores de lo inevitable que resulta volar para sus habitantes y confiadas en que el descuento disimulará el precio final que se abona.
José Blanco ha arremetido contra los baleares que viajan en avión y parece empeñado en recortarles el derecho constitucional de ver compensado el hecho insular. Antes de tomar una decisión, el ministro debería tomar varias veces el avión con destino a Mallorca pagando la cuenta de su bolsillo y no con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Quizás entonces comprendería lo que es una isla. Si pese a ello el ministro de un Gobierno y de un Ministerio que maltrata sistemáticamente a Balears decide golpearla de nuevo, Antich debería encabezar una rebelión fiscal cuya base fuese no pagar ni un euro más de los que recibimos.
http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2010/09/19/blanco-saquea-balears-llama-ladrones/604181.html