“Es imprescindible negociar con los controladores”
El máximo responsable comunitario del sector aéreo está convencido de que no se podrá lograr el cielo único europeo sin tomar en cuenta las reivindicaciones de los trabajadores afectados
Bernardo de Miguel – Bruselas – 22/10/2010
Siim Kallas (Tallín, 1948) se estrenó en febrero de este año como comisario europeo de Transportes, y sólo dos meses después un volcán islandés provocó una parálisis sin precedentes del sector aéreo de todo el continente. Aquella histórica erupción del Eyjafjalla llevó al comisario estonio a crear una plataforma con representantes de la industria aérea (desde consejeros delegados a dirigentes sindicalistas), para discutir periódicamente cómo mantener la competitividad de un sector que genera 700.000 empleos directos. La primera reunión fue el pasado miércoles 20 de octubre. Y nada más terminar, Kallas recibió a CincoDías para hacer balance del encuentro.
Aerolíneas, aeropuertos, compañías aeronáuticas, pilotos, controladores… Todos en la misma mesa. ¿Qué va a hacer usted para satisfacer a todas las partes?
Han venido todos, los 15 convocados, lo cual ya es un indicador del enorme interés de la cita. Hemos debatido durante tres horas y no ha habido ninguna intervención vacua, han sido todas extremadamente interesantes, porque se trata de personas con una larga experiencia en el sector aéreo. Aunque parezca mentira, hasta ahora no había ningún foro en que todos los actores de la industria se reuniesen para abordar de manera conjunta su situación.
Pero cada una de las partes tiene sus propias reivindicaciones.
Por supuesto. Pero todos los presentes, incluidos los representantes de los trabajadores, han coincidido en que los problemas del sector aéreo requieren soluciones europeas y nadie se ha atrincherado en posiciones nacionales. Todos reconocen que se trata de un sector donde la competencia es global y en el que la supervivencia se debe conseguir a escala europea.
Tal vez ésa sea la posición oficial. Pero la creación del cielo único europeo, prevista para 2012, sigue topándose con serias resistencias.
Tenemos dos graves obstáculos para poder cumplir ese calendario. En primer lugar, la fragmentación del espacio aéreo. No todo el mundo está feliz de acabar con las fronteras nacionales del espacio aéreo. Y en segundo lugar, debemos encontrar una respuesta adecuada a la inquietud de los trabajadores. Durante la reunión ha quedado claro que la reforma de la gestión del tráfico aéreo provoca una enorme preocupación.
¿Y cómo piensa superar esa preocupación, que en Francia o España ya se ha traducido en conflictos laborales muy enconados?
Mi idea es desarrollar algún tipo de acuerdo entre todas las partes de la industria, porque los sindicatos se quejan de que el punto de vista de los trabajadores no se ha tomado en cuenta hasta ahora. Quizá se pueda crear algún tipo de mecanismo para incorporar esos intereses.
¿Un mecanismo formal?
Por ahora no está claro. De momento, me he comprometido a buscar una fórmula que permita negociar y discutir soluciones a nivel europeo, en el marco del proyecto del cielo único, porque ahora las discusiones son erráticas y fragmentadas. Y por parte de los trabajadores también ha habido un compromiso para limitar sus reacciones, porque el coste de las huelgas en la gestión del tráfico es un gran problema en el sector aéreo europeo. No deberían producirse salvo en casos extremos. Y no estoy seguro de que las huelgas de controladores no hayan sido desproporcionadas. Pero está claro que tenemos que negociar para lograr que el proyecto del cielo único no suponga un peligro para nadie.
Los controladores han llegado a decir que se está poniendo en peligro la seguridad.
No, eso no es cierto. La seguridad no está en peligro. Lo que corre riesgo son los puestos de trabajo. Pero hay que recordar que las líneas aéreas también tienen empleados. Y si no completamos la reforma, se perderán muchos puestos de trabajo entre los controladores y en las líneas aéreas, que dan trabajo a cientos de miles de personas. Debemos salvar los trabajos de todos, no sólo los de un gremio en particular. Sería absurdo que los controladores mantuviesen su puesto a costa de que nadie pueda volar.
“Queremos un mercado tan grande como China”
Siim Kallas procede de un país con más superficie que Holanda o Bélgica, pero con la décima parte de habitantes (1,3 millones de estonios). Pero el político liberal ha convivido, y convive, con cifras demográficas mucho más abultadas. Estonia fue parte de la Unión Soviética hasta 1991, un periodo en el que Kallas llegó a ser ministro de Finanzas en su república natal (cargo que volvió a ocupar tras la independencia). Y en 2004, su país se integró en la UE y Kallas se convirtió en el primer y, hasta ahora, único miembro estonio de la Comisión Europea. En su primer mandato en Bruselas (2004-2009) sembró la inquietud entre consultoras, empresas de relaciones públicas y despachos de abogados, al impulsar un registro de lobbistas.
Ahora, como titular de Transportes, este aficionado al ciclismo también aspira a dejar una rodadura en el sector aéreo mucho mayor de lo que cabría esperar del peso político de Estonia en el club comunitario. Uno de sus grandes proyectos hasta 2014 es crear un “espacio aéreo euro-mediterráneo, con las mismas reglas, entre 58 países, incluidos los 27 europeos. Eso cubriría a una población de 1.000 millones de personas, lo que nos daría un mercado comparable al chino”. Una aspiración que dice mucho sobre el ímpetu político de este estonio franco y campechano.