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Las razones de una difícil decisión y las claves de un descomunal engaño

Jorge Ontiveros (Secretario de APCAE)

Ya lo tienen. Ya les hemos concedido lo que nos venían pidiendo a gritos desde hace casi un año: que la indignación y la rabia nos llevara a estallar. Hemos tardado. Nos ha costado tomar la decisión, pero no pueden tener queja porque hemos seguido su guión casi al pie de la letra. Sí, sí, aquél que apareció justo antes del decretazo de febrero. Y sin necesidad de ensayarlo.

Ahora sólo falta averiguar qué nueva cortina de humo han tendido a nuestra costa, porque me resisto a creer -sabiendo quien llevaba la batuta- que haya sido solo para impedir que se hable de las medidas anticrisis contenidas en el mismo decreto en el que han colado de rondón la puntilla a nuestros derechos laborales y constitucionales. Si así fuera me sentiría decepcionado. Muy decepcionado. Por esa razón, porque no lo creo, porque no puede ser tan… evidente, voy a intentar desvelar a lo largo de las páginas siguientes algunas de las claves de lo que puede estar detrás de todo este lío. A ver si con un poco de suerte consigo comprender qué es lo que está pasando aquí.

Llevo todo el día esquivando a los medios: prensa, radio y televisión y recibiendo mensajes, decenas de mensajes. He terminado apagando el teléfono. No es cobardía, ni dejadez, es que estoy cansado, hastiado de repetir lo mismo y que no sirva para nada. Pero quieren saber. Yo también. Quieren comprender. Yo también. Quieren razones. ¡Anda!, como yo. Como todos.

Y es que tengo la impresión de que todos ellos han olvidado que llevamos un año dando explicaciones y aguantando el chaparrón para nada. Y también que este problema le resbala a todo el mundo. Hasta que se quiere viajar en avión, claro. Es entonces cuando nos preguntan eso de: ¿Y así queréis que la gente esté de vuestro lado? ¡Anda!, ¿pero la gente está de nuestro lado? ¿Y por qué no se lo dicen a los señores Rubalcaba y Blanco antes de hacer las maletas? ¿Qué más teníamos que hacer después de un año de aguante para demostrar que no somos bandoleros, que lo de los sueldos es una verdad a medias, que no existen esos supuestos privilegios, que somos unos profesionales como la copa de un pino y que todo es un engaño del gobierno?

El resultado quizá no haya sido el esperado. De hecho, no lo ha sido. En absoluto. La cosa estaba difícil. Ni yo ni nadie se siente orgulloso de lo que ha sucedido. Bueno, nadie no, porque ellos están como unas castañuelas. No había más que ver a estos prohombres en los actos conmemorativos de La Constitución Española. Por cierto, que no han parado de insultarla, de prostituirla, de pisotearla. Como si les perteneciera sólo a ellos y tuvieran derecho de pernada para violarla a su antojo.

A partir de ahora y mientras dure la agonía del infame gobierno que nos desgobierna desde hace ya demasiado tiempo, podrá seguir haciendo lo que le de la gana y justificar lo injustificable con el resto de los trabajadores una vez derribado el bastión que lo impedía: la supuesta fortaleza de los controladores aéreos. Esos privilegiados. Basta echar un vistazo al blog de Rafael Simancas y otros honorables servidores públicos de pacotilla para saber por donde van los tiros. Detrás vais los demás. Ya lo veréis. Y lo tendréis merecido por lelos. Salvo que hagáis algo pronto.

Decir ahora que hemos cometido errores estratégicos, tácticos y hasta meteorológicos es tan innecesario y obvio dada la espontaneidad de lo acontecido, como decir que el gobierno de nuestro país está formado por una pandilla de impresentables, mafiosos, corruptos, manipuladores, abusones y mentirosos (y me quedo corto). O que el poder judicial está mediatizado por el poder ejecutivo. O que el poder legislativo funciona como una máquina de churros alimentada con aceite de colza. Esto ya está tan gastado que hasta me ruborizo al escribirlo porque tengo la ligera impresión de que me estoy aprovechando de las ideas de otro y que en cualquier momento puede aparecer la SGAE a pedirme el canon correspondiente.

Pero lejos de los calificativos, todos ellos despectivos por supuesto, con los que se puede adornar hoy el sustantivo «gobierno», el balón de oxígeno que le hemos concedido al fracasado e incapaz ZP le va a durar muy poco; bien porque llegue la próxima intervención de la Unión Europea, bien porque la gente abra los ojos, o bien porque, una vez más, este latente conflicto haya sido cerrado en falso. Lo que suceda antes. No me he equivocado en el pasado y, por desgracia, no creo que vaya a equivocarme ahora.

El sospechoso absentismo de ZP en la cumbre iberoamericana, justificado con otra mentira más amparada ni más ni menos que por la ya incontrolada crisis, cuando lo cierto es que después de un nuevo decretazo sabía que era seguro que seguiríamos su guión y su calendario, y, sobre todo, por la excepcional medida programada para después, no podían pillar al Jefe del Estado y al jefe del ejecutivo fuera del país. No hace falta ser controlador aéreo ni agente del CNI para darse cuenta de ello. Cualquier otra cosa que nos cuenten será, de nuevo, mentira. Una milonga. Como otras tantas a lo largo de estos años.

Si nuestra actitud fue desmedida, que lo fue, de eso no cabe duda -hay que comprender, que a la vista de los precedentes hubiera sido estúpido limitarnos a acudir a los tribunales para recurrir los abusivos servicios mínimos que nos cascarían en la huelga legal que hubiéramos convocado en respuesta a una nueva majadería que ya colma el vaso-, el «Estado de alarma» decretado por el gobierno y la subsiguiente militarización han sido a mi juicio y aunque lo auguré el pasado agosto, más desproporcionados aún y hasta ilegales -basta leer La Constitución Española para percatarse de ello-, ya que un instrumento de este calibre, que hubiera sido más adecuado, necesario y oportuno aunque no se ajuste a la letra de ley para combatir al terrorismo que nos lleva atenazando desde hace décadas, llega ahora como un sanador ungüento en sustitución de un «talante» agotado hace ya tiempo en el compadreo de la negociación con los terroristas de ETA -ellos sí que son delincuentes, nosotros no-, los piratas somalíes -lo mismo- o el «problema» del Sahara y aledaños -más de lo mismo-.

Ya no quedaba «talante» para nosotros. Ni talento tampoco. De esto nunca hubo. Aunque puede que, en realidad, no vaya por ahí la fiesta y lo único que han venido buscando, prácticamente desde el principio, haya sido algo mucho más valioso: TIEMPO.

Porque difícilmente se podrá justificar la aplicación de una acción de semejante calado -creada a consecuencia del 23-F, por cierto- para doblegar a unos trabajadores pacíficos que impiden por imposición, capricho e incompetencia del gobierno español que muchos ciudadanos se vayan de puente. Y parece mentira, que el pueblo se haya tragado ese sapo mientras permitían nuestra crucifixión sin preguntarse por qué habíamos llegado hasta ahí y por qué en esa fecha y no en otra. Aunque bien pensado, acabo de caer en la cuenta de que para el pueblo son más importantes sus vacaciones que su seguridad o los derechos de los que velamos por ella. ¿Se ha vuelto todo el mundo loco? Pues no. Lo que pasa es que todo vale siempre y cuando estos de la ceja se aseguren una nueva legislatura. Así podrán terminar su draconiana obra mientras continúan disfrutando de sus interminables privilegios -estos sí- a costa de esos 5.000.000 de parados. Se dice pronto.

Y por lo que se refiere a lo de querer implicar al PP, tiene gracia, mucha gracia. Se han dado cuenta de que su «obra» no da para más y quieren aprovechar el breve pero intenso tirón populista que les va a proporcionar esto -salvo que lo alarguen de forma artificiosa, que es lo que se vislumbra en el horizonte-, para calzarse a la oposición. Allá ella si se deja.

Miembras y miembros, esto se os acaba. Vuestros privilegios, vuestras mentiras, vuestros negocietes y vuestras chorizadas se han acabado -¡Anda!, si es lo mismo que ellos dicen de nosotros, pero con la diferencia de que nuestra financiación proviene en exclusiva de una nómina, no de inmerecidas prebendas «legales», sueldos dobles o triples o comisiones ilegales.

Por otro lado, a poco que alguien se preocupe de correlacionar fechas de gobiernos y negociaciones con los controladores, observará que cuando hemos conseguido mejoras laborales más significativas ha sido precisamente con los gobiernos socialistas. Es cierto, como alegan estos listos, que el primer Convenio Colectivo se firmó con el PP en el gobierno -media verdad. Pero todos parecen querer olvidar, que ese convenio recogía muchos acuerdos alcanzados antes con el PSOE de Felipe González en La Moncloa -la otra media verdad que faltaba-. Dicho queda para quien quiera pensar. Aunque sea poco.

Cuando me llame la fiscalía, porque espero que me llame, le pediré que me explique si ha preguntado al juez Bodas cómo es posible que una sentencia de 65 páginas pueda redactarse en un fin de semana y cómo es posible que se admitan como prueba artículos de periódico, o cómo es posible que los controladores aéreos estemos perdiendo juicios en lo laboral que otros trabajadores ganan, entre otras curiosidades. Podría preguntarle más cosas, pero ni me dejará empezar.

A lo que voy, es a que no se puede culpar a nadie de hacer algo ilegal cuando actúa en respuesta a una ilegalidad que ha sido legalizada a conveniencia del que legisla para acomodar la ley a su capricho a fin de esconder sus ilegalidades. No sé si me he explicado. Lo que hemos hecho está mal, pero lo que han hecho ellos está aún peor. Mucho peor porque han utilizado de forma ilegítima el poder del pueblo contra el pueblo sin pensar en el pueblo.

Todo esto me ha abierto los ojos para comprender muchas cosas. Para empezar, que la izquierda política -entiéndase Llamazares y Díez- han sabido estar en su sitio sin necesidad de apoyarnos -porque no lo han hecho-, han comprendido perfectamente la problemática y han sabido verlo defendiendo al mismo tiempo el interés general. Ha sido toda una sorpresa. Para continuar, he echado terriblemente de menos al anterior presidente del sindicato mayoritario. Tengo que reconocerlo. Me pregunto cómo habría actuado el tantas veces criticado por mí «juanmari» ante las presiones a las que fue sometido su sucesor por estos mafiosos libertarios. Se me hace la boca agua y se me ponen los pelos de punta sólo con imaginar la respuesta.

En fín, el 3-D junto al 5-F, 23-F y 14-M, entre otros, ya forma parte de la pléyade de vergonzosos anagramas de nuestra historia reciente. No debemos dejar que lo que hemos vivido, sufrido y luchado hasta que ha llegado ese día nos impida encarar el futuro de forma profesional y responsable. Como tampoco debemos desentendernos de aquellos que pudieran quedar en el camino. Se lo debemos.

Por cierto, se dice que serán 442 los expedientes que se abrirán a los controladores que desafiaron al gobierno durante las 20 horas que duró «el desenchufe». Por eso he denominado «Proyecto 442» al guión que estoy terminando para lo que bien podría ser una miniserie para la televisión, una película de cine o, incluso, una novela, donde se exponen de forma «perminorizada» las circunstancias históricas, culturales, sociológicas y políticas que han llevado a lo sucedido el pasado viernes y a lo que pasará probablemente en unos días tras ponerse de manifiesto la más que segura ilegalidad del establecimiento del «Estado de Alarma» y la movilización subsiguiente. Como todo relato, tiene su planteamiento, su nudo y su desenlace, aunque este último aún está «en el aire» porque como alguien dijo: la realidad con frecuencia supera a la ficción. Estoy nerviosísimo.

No quiero terminar sin dejar constancia clara de que lamento los enormes perjuicios que nuestra espontánea aunque deseada acción haya podido suponer para los pasajeros, nuestra verdadera razón de ser -por cierto, me llama la atención que tras tanto insulto estas personas se pongan tan tranquilas en nuestras manos-. Como también lamento, que no hayan comprendido que este volcán de nombre casi impronunciable que somos los «cntrldrs», últimamente en permanente conato de erupción, hemos sido la avanzadilla de lo que debería ser la defensa de los derechos laborales y sociales de los ciudadanos. A pesar de esos supuestos privilegios que nos imputan.

Toca depurar responsabilidades. Sin duda. Pero no estaría de más que se empezara por Aena. Al fin y a la postre, es la principal culpable de todo este follón y la primera beneficiada de nuestra desgracia. Y luego continuar por el gobierno, por publicar decretos ilegales, por pasarse la Constitución Española por el arco del triunfo y por poner al frente de un ministerio a gente sin valía ni moral.

Tampoco quiero terminar sin agradecer las muestras de apoyo y solidaridad que hemos recibido los controladores aéreos antes, durante y después de nuestra acción. Especialmente de quienes han sido víctimas de la misma. Especialmente de todos esos desconocidos que han sabido abrir los ojos a la verdad. Resulta reconfortante -y paradójica- tanta comprensión. Parece que, después de todo, nosotros ni estamos en realidad tan solos, ni ellos consiguen ya engañar a tantos como antes.

Perdida esta batalla ahora les toca a otros dejarse la piel, el honor, la dignidad y el respeto social en el camino. De no hacerlo, y pronto, este gobierno, engendrado por el mismísimo Belcebú, terminará por aniquilar cuantos logros sociales se han venido consiguiendo en los últimos 150 años. Y todo, a cuenta de garantizar su impunidad ante las graves negligencias cometidas en cerca de ocho años de oscuro gobierno. Impunidad que ha sido coronada con una jugada magistral -aunque ilegal-, en la medida en que me temo que mientras dure el «Estado de alarma» no se pueden disolver las Cortes Generales ni, por tanto, convocar elecciones. Si esto fuera cierto -al menos así lo recoge el artículo 116.5 de la Carta Magna que estos interpretan a su libre albedrío-, no sería tan inminente como se venía escuchando en algunos círculos la disolución de las Cortes y la liberación del pueblo español del yugo zapaterista. Aunque bien pensado, cabría preguntarse ¿qué es la economía nacional, el prestigio de España o la seguridad de las personas comparado con poder disfrutar otros cuatro años del bueno de ZP?

No pierdo la esperanza de conocer la respuesta dentro de poco. Al fin y al cabo, puede que en vez de encontrarnos ante el principio del fin, lo sucedido este fin de semana sea solo el fin del principio. Ya veremos de qué.

Jorge Ontiveros

Controlador aéreo

Secretario de la Asociación Profesional de Controladores Aéreos de España (APCAE)

www.apcae.es

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