Moncloa usa el estado de alarma con carácter preventivo
Antonio Casado – 15/12/2010
Dos objeciones a la prórroga del estado de alarma hasta el 15 de enero solicitada por el Gobierno y que el Congreso de los Diputados autorizará mañana con toda seguridad con o sin los votos del principal partido de la oposición. La primera es su carácter preventivo. La segunda es precisamente el escaso interés de Moncloa por recabar la complicidad del PP. No es buena noticia en asunto de mayor cuantía.
Hablamos del carácter preventivo de la medida que alumbrará el Consejo de Ministros del viernes. Eso tiene difícil encaje en los supuestos descritos en la regulación legal de los estados de alarma (ley orgánica 4/81 de 1 de junio), pues ahora reina la normalidad, aunque sea forzada. Repárese en que, a diferencia del estado de alarma declarado el sábado 4 de diciembre, no estamos ante un caos como el de aquel infausto día. ¿Cómo argumentar la necesidad de prolongar unas medidas excepcionales si la situación no es excepcional?
Los controladores aéreos están en sus puestos y el transporte aéreo funciona con normalidad. Con la militarización de las torres y de sus servidores, ya no hay desbarajuste en los aeropuertos, ni colapso en la prestación de un servicio público esencial, ni apagón en el derecho a la libre circulación de los ciudadanos.
Por tanto, la prórroga solo puede concederse a título preventivo, por mucho que el concepto le moleste al vicepresidente Pérez Rubalcaba. Es palmario que se opta por la prórroga del estado de alarma para evitar que los controladores vuelvan a las andadas en las estratégicas fechas navideñas. De hecho, esa es la motivación esgrimida por el Gobierno y quienes le van a apoyar en la Cámara (nacionalistas catalanes, vascos y canarios) cuando, por medio del ministro responsable de las relaciones con las Cortes Generales, Ramón Jáuregui, se solicite mañana la consabida autorización parlamentaria.
Si es verdad que estos profesionales pretenden volver por donde solían, como cree el Gobierno, y seguramente acierta, también pueden hacerlo después del 15 de enero. Habida cuenta de que en esa fecha no habrá culminado la formación de nuevos controladores, según los planes expuestos ayer por el ministro de Fomento, José Blanco, la duda no puede ser más perturbadora: ¿habrá que volver a prorrogar el estado de alarma si los controladores mantienen el pulso con el Gobierno y AENA? Y la explicación que dio anoche Rubalcaba, después del Consejo de Ministros extraordinario celebrado sobre la marcha en el Congreso, no puede ser más floja: “Lo que suceda después del día 15 se debatirá”.
En cuanto al descuelgue del PP, me temo una sobredosis de politización a un asunto que la semana pasada había unido en lo fundamental al Gobierno y al principal partido de la oposición, cuando Mariano Rajoy, sin perjuicio de censurar la imprevisión del Ejecutivo, dejó clara su condena al comportamiento de los controladores y reconoció que el Gobierno había cumplido con su deber de restablecer la normalidad.
Me temo que el Gobierno, que al menos hasta ayer por la noche no se había puesto en contacto con el PP para comunicarle su intención de alargar el estado de alarma, va a querer capitalizar en exclusiva el malestar de la opinión pública contra los controlares. Como si el principal partido de la oposición, al no darle el sí al decreto de prórroga, fuese un cómplice de los controladores.
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