Las cajeras del supermercado no tienen la culpa
Perdonen el tono paternalista y tal vez ñoño de la comparación, pero es que es la verdad. Siempre ha sido verdad y siempre lo será.
Sales del trabajo. Te pasas por una conocida cadena de supermercados a hacer la compra. Cuando tienes el carro a reventar te diriges hacia las cajas.
Descubres que de las 20 cajas instaladas solo hay cajeras en tres de ellas, con lo que las colas son kilométricas. El supermercado ha decidido ahorrar en personal.
Te empiezas a cabrear. Tu tiempo es dinero. Te están tomando el pelo. Eso si, bien que quieren tu dinero a la hora de pagar. Además, como la “conocida empresa de supermercados” es un monopolio, es ajo y agua. Manda huevos.
Te enfrentas a la siguiente dicotomía:
a). Le sueltas un chorreo impresionante a la cajera mileurista que lleva en la caja cuatro horas seguidas con dolor de bajo vientre inguinal y no da abasto. Le culpas de la situación, le insultas y le acusas de estar de huelga encubierta, por ejemplo.
b). Pides hablar con el encargado y le dices que, mientras continúe la situación, va a comprar en este supermercado su abuelita la de las trenzas malvas, pero tu no, ni tus familiares, ni tus amigos. Porque se lo vas a decir a todo el mundo de tu entorno. Es más, le vas a poner una demanda por el dinero perdido. El encargado, sin inmutarse, va y te dice que la cajera es una privilegiada, porque tiene trabajo pudiendo estar en el paro, y es que no trabaja lo suficiente. El beneficio empresarial esperado por la cadena de supermercados con esta “reforma estructural” no se lo cuentas al cliente.
Si eliges la (a) estarás haciendo lo que hacen los medios de comunicación y algunas compañías aéreas con los controladores.
Si eliges (b) la dirección del supermercado no tendrá más remedio que contratar a más personal porque sino se quedará sin clientes y tendrá que cerrar. ¿Pero a que clase de mente prodigiosa se le ha ocurrido que tres cajeras pueden hacer el trabajo de veinte sin pagar ningún precio por esta decisión?
También habría que analizar por qué se han instalado supermercados con cientos de cajas en medio de los secarrales hispánicos, por qué se inauguran a mansalva con presencia de los insignes prebostes y fuerzas vivas del lugar que solo se acuerdan de ti a la hora de las elecciones.
Pero esa es otra parábola que tendrá que ser contada en otra ocasión.