Un país a la venta
Día 18/04/2011 – 08.52h
Extirpado el coco de la sabrosa manzana de AENA, el Gobierno, que no el Estado, se dispone a saldar parcialmente una empresa que hasta hace dos telediarios era una de las más rentables del ya de por sí mermado elenco empresarial público de los españoles, que no del Gobierno. Descastados los controladores a través de una hábil y demagógica maniobra, AENA ha quedado tamquam tabula rasa para quienes anhelaban hacerse con el timón de una empresa que, si bien gracias a la política suicida de un aeropuerto por habitante había entrado en números de los rojos, no deja de ser en absoluto una gran bicoca que en muy poco tiempo volverá por la senda del beneficio a espuertas.
Parece evidente que los anhelantes compradores —amigos, seguramente— habían exigido que la sabrosa manzana estuviera libre de coco antes de emprender la operación. El sueldo, en cualquier caso poco frecuente, de los controladores era un obstáculo que preferían no tener que afrontar una vez consumada la fechoría.
Por otra parte, España, ese país por el que la crisis iba a pasar como el AVE por las estaciones de pueblo, es decir, de largo, según algún iluminado, está en una situación muy similar a la de AENA. Hasta hace bien poco era un país rentable. Ahora ya no. La solución propuesta no pasa por ser más productivos y, por tanto, más ricos, sino por ser menos costoso. Para ello se les ha reducido el sueldo a los trabajadores del sector público, se han congelado las pensiones, se están eliminado prestaciones —las de algunos por supuesto que no; ¡hasta ahí podíamos llegar!—, e, incluso, se plantea la idea de liquidar a un millón de funcionarios. Y he ahí la pregunta que surge de natural: ¿será que quieren también vender el país?
A nuestro ínclito Presidente del Gobierno habitualmente se le llena la boca con la defensa de la mujer, el paritarismo y los derechos humanos. Sin embargo, no ha tenido el menor empacho en pasearse cual vedette de braga ancha por países en los que, como en China y Emiratos Árabes, los derechos humanos no valen una higa y en los que las mujeres ni cuentan ni se espera que cuenten en mucho tiempo. Eso sí, de allí ha traído dinerito para salvar las posaderas. ¿Qué valen, verdad señor Zapatero, los principios frente al dinero?
España camina, como AENA, hacia una venta encubierta. Esperemos que nuestros nuevos propietarios, al menos, tengan un mayor sentido de la dignidad. O sea, esperemos que sean más dignos.