"Oda a Pepiño, que está tristiño por culpa de Alfrediño"
¿qué te pasa, rapaz,
que andas tan tristiño?
¿Qué te ha hecho, dime,
el candidato Alfrediño?
¿Te ha dejado sin mando
en tu partidiño?
¿Te ha dado un puntapié
en todo el culiño
después de haberle entregado
tu alma y tu corpiño,
tu eterna fidelidad
y tu amor más puriño?
¿Por qué, por qué?
(que diría Mourinho)
Ay, Pepiño, Pepiño,
que me miras con desaliño,
¿onde están esos ojos
antaño tan graciosiños?
¿Onde está tu mirada
de astuto y osado topiño?
¿Onde está tu descaro,
tu valentía de niño?
¿Do, tu regate dialetico
al estilo Robinho?
¿Y onde tu amigo Z,
Onde está su cariño,
su estima, su confianza?
Dime, ay, mi Pepiño
¿No te habrá desterrado
de su corazonciño?
Ay, Pepiño, Pepiño,
¡que no puedo verte así,
que la diño!
Y cuídate de la Elena,
que quiere tirarte al Miño
con una urna de piedra
bien amarrada al tobiño.
Que ésta se arrima mucho
al oscuro Alfrediño
y ha salido con ganas
de comerte los carballiños.
¡Joder con la Valenciano,
bulldog de Rubalcabiño!
Sólo de verle la cara,
ay, me giño.
Ay, Pepiño, Pepiño,
héroe del atril,
estratega del aliño,
¡no llores nunca mais
que se me estremece el corpiño!
¡No sufras mais, carallo,
que se me encoje el rabiño!
¡Que vuelva a ti la alegría
entre ríos de albariño!
¡Que escampe la nevada
Y bailen los pingüiños!
Ay, Pepiño, Pepiño,
que no puedo verte así,
¡Que me estriño!
¿Cómo he de consolar
esos ojiños tristiños?
¿Hundiendo otro Prestige?
¿Comprándote otro atiquiño?
¿Conxurando a trasgos y meigas
para eliminar a Alfrediño?
¿O erigiéndote en líder de Sol
Y de sus indignadiños
Al grito de “¡Muera la Pepa
y que Viva el Pepiño!”?
Ay, Pepiño, Pepiño,
¡cómo has podido caer
en las garras de Alfrediño!
Te ha metido la gaita
por el mismísimo calzonciño.
Te ha estampado el botafumeiro
en tu prominente fuciño.
Te ha maquinado en exclusiva
la Crisis del Pepiño.
Mas no te preocupes, rapaz,
que “O chegar o San Martiño,
mátase o porco
e bébese o viño”.
Hasta entonces no llores mais,
no humedezcas tus ojiños.
Busca nuevos proyetos
lejos de Zapatiño,
lejos de Valenciano,
lejos de Alfrediño.
Lejos, muy lejos del mar
—no como tu atiquiño—.
Lejos, ya puestos, de España
¡Que nos tienes hasta os güeviños!
Ay, Pepiño, Pepiño,
que no puedo verte mais,
¡Que la diño!
http://www.elsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=115409&cod_aut