Un nuevo pasatiempo
Lo C. Gutiérrez
Existe en el Reino Unido un curioso entretenimiento llamado “trainspotting” que consiste en elegir una estación cualquiera, sentarse, observar los trenes que pasan y anotar sus características, número de registro, modelo y otros detalles. ¿Qué se obtiene con ello? Nada. ¿Cuál es el reto? Ninguno ¿Qué aliciente tiene? Es difícil encontrarle alguno. Pero nada de esto se le puede decir a un verdadero “trainspotter” sin que te lance una mirada asesina y te eche la caballería por encima por atreverte a cuestionarle la utilidad de semejante pasatiempo.
Ahora podríamos pensar todos que qué raros son los ingleses y que vaya manera de pasar las horas muertas idean, pero lo cierto es que nosotros no les vamos a la zaga. Voy a obviar las obras llenas de observadores expertos todos ellos en arquitectura porque quiero centrarme en una variante del trainspotter que está causando furor últimamente en nuestro país: se trata del caza-controlador-imputado. Si quieren le podemos poner nombre en inglés, algo del tipo «controllerspotting» para que así al menos parezca tener más de enjundia. En caso de animarse alguien, que sepa que no le va a salir caro. Solo precisa de conexión a Internet o en su defecto de una biblioteca cercana donde repasar la prensa para ver si lograr encontrar la noticia del día que le resarza de tanta acritud acumulada: “un nuevo controlador ha sido imputado”.
España, reino cainita de envidias nunca superadas donde muchos no tienen arrestos para defender sus derechos y solo hallan consuelo en el mal ajeno, es terreno abonado para esta práctica infructuosa. Como el buen trainspotter, el caza-controlador-imputado no atenderá a razones. De nada servirá que por cada nota narrando una imputación, le muestres otras tantas hablando de sentencias favorables. No le recuerdes que Juan Carlos Fontecha, el jefe de supervisión de la Región Sur, le ha ganado la batalla en los tribunales a AENA porque eso solo servirá para azuzarlos más y obligarlos a tener que buscar nuevas imputaciones bajo las piedras.
Hace semanas, cuando no meses, que se pueden leer sentencias favorables a controladores y causas archivadas pero los medios generalistas, una vez más, no se hacen eco de ellas, poniendo de ese modo su grano de arena en esta trama en la que la desinformación juega un papel crucial. Noticias como la sentencia que condenaba a AENA a indemnizar a una controladora por daños morales al denegarle una reducción de jornada para cuidar de su hijo con problemas de salud han sido convenientemente poco difundidas, ya que hacerlo hubiera sido poner en entredicho la imagen de privilegiados que con tanto esmero se ha venido cultivando de este colectivo.
Por si omitir información no fuera suficientemente efectivo también se ha recurrido a la difamación. Tomen por ejemplo el caso de el diario El Mundo que se permitió el lujo de publicar el 2 de enero de 2010: “La resaca de 5 controladores deja a Barajas sin la mitad de sus pistas”. Tras un proceso judicial, el juzgado nº 21 de Madrid condenó al EL Mundo a difundir una rectificación, que el diario procedió a hacer solo parcialmente en la página 33 de su edición impresa de 24 de marzo de 2010.
Donde quedó el código deontológico en el periodismo no lo sé, pero está claro que brilla por su ausencia cuando a diario se leen en prensa titulares torticeros como “El jefe del sindicato de los controladores declara que la única responsable es AENA”. ¿Desde cuando tiene jefe un sindicato? ¿Qué busca el titular? ¿A caso pretende transmitir a la sociedad que los controladores funcionan como una organización camorrista con un capo al estilo de El Padrino? Eso parece a juzgar por este otro artículo aparecido en El País esta misma semana: “Los controladores aéreos también imputados por secuestro de pasajeros”, donde se relata como el denunciante los describe como “un grupo organizado» y donde nadie se molesta en constatar que es el comandante el que decide cuando se embarca y cuando se desembarca de un avión.
Con todo, el entramado de injurias, mentiras y demagogia es cada vez más difícil de mantener y aunque se sigue recurriendo oscuros tejemanejes para ganar la batalla, esta vez la Audiencia Nacional solicita un solo juez para juzgar a los controladores imputados por lo acontecido el 3 de diciembre de 2010 porque entiende que la dispersión de juzgados no le beneficia, lo cierto es que las sentencias a favor del colectivo están a la orden del día.
Ya lo decía Shakespeare: “Mientras el león adule a la oveja, ésta no dejará de seguirle”. Tendemos a escuchar tan solo aquello que queremos oír y eso es algo que saben a conciencia los estrategas de la manipulación que se aprovechan nuestras insatisfacciones o de nuestra complacencia en la ignorancia activa para convertirnos en partícipes de un linchamiento del que hasta el Presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, ha decidido hacer un seguimiento.
Hay muchos datos sobre sentencias y causas archivadas. He aquí unos ejemplos, aunque quien se dedica a buscar imputaciones también puede dedicarse a buscar desestimaciones y así el pasatiempo le sirvirá, al menos, para obtener una visión menos sesgada del conflicto: