El atrevimiento de la ignorancia
Lola C. Gutierrez, An eye in the sky
Decía Goethe que no hay espectáculo más terrible que la ignorancia en acción y eso es lo que los creadores de opinión nos ofrecen a diario desde sus respectivos púlpitos para solaz de almas que acceden gustosas a vivir en la inopia a cambio de que les sigan dorando la píldora y así perpetuar en sus tronos a los responsables de un sistema que nos mantiene bajo un yugo del que parece que no queremos salir. Vivimos en tiempos en los que escapar a las versiones oficiales y oficiosas que se nos dan desde instituciones y medios generalistas es tan fácil como sumergirse en la red y abrir enlaces concretos que nos darán versiones alternativas de cualquier acontecimiento. Sin embargo, es latente que en plena era de la comunicación estamos más desinformados que nunca y en ocasiones dejamos al descubierto unos niveles de inteligencia pasiva ciertamente altos cuando no dignos de un coma vegetativo.
La ignorancia se puede ejercer de muchas y variadas formas. Hay quien simplemente se dedica a repetir las verdades del barquero sin molestarse en fundamentar esa ecolalia que repiten con el tesón desesperante de un discurso robotizado. Lo peor de estos ignorantes es que nunca ven la necesidad de argumentar sus afirmaciones, pues no son más que fiel reflejo de lo que ha sentenciado el periodista o político de turno al que admira con la fe de un cruzado enviado a recuperar la Ciudad Santa. Suelen ser más papistas que el Papa y no atienden a raciocinio alguno. Es lo que responde a la definición del sectario.
Los hay que voluntariamente eligen no documentarse. Algunos dirán que cada quien es dueño de sí mismo y decide qué hacer con su inteligencia. Cierto es, pero tenemos una responsabilidad como ciudadanos que no podemos ni debemos delegar en nadie más y ello pasa por informarnos adecuadamente y poder así estar en condiciones de discernir entre transparencia y tergiversación. Por otro lado, mantener en el poder a quienes declaman sin tener el más mínimo conocimiento sobre lo que hablan nos convierte en doblemente irresponsables. La información es y debe ser un arma personal e intransferible que nos permita ser menos manipulables y por lo tanto más libres.
También existen quienes estando plenamente informados deciden ejercer la política con una falta de rigurosidad manifiesta contribuyendo a perpetuar en la despensa el desconocimiento generalizado, ingrediente sin el cual no podrían cocinar el caldo de cultivo con el que seguir alimentando a la masa enfurecida.
Me pregunto a qué tipo de ignorancia responde la de la Elena Valenciano, jefa de campaña del PSOE para las próximas elecciones, cuando ayer dijo en Twitter: “Me temo que los controladores andan haciendo de las suyas. Regulación aérea – varias horas de retraso todos los domingos???”
Para el que a estas alturas todavía lo desconozca, las regulaciones no es algo que un controlador aéreo se saque de la manga porque no le apetezca trabajar. Cuando el piloto o el personal de vuelo les informen de que saldrán con retraso por regulaciones de tráfico aéreo deben saber que lo que realmente pasa es que no hay suficiente personal de control para hacer frente a todos lo vuelos que AENA decidió que podían operar en el aeropuerto donde se encuentran. Las regulaciones las establece Eurocontrol y la gran mayoría de las que se abren en España son debidas a ATC Capacity, es decir, la demanda excede la capacidad de personal o se han planificado los turnos con menos trabajadores de los necesarios, o bien a ATC Staffing, que es lo que sucede cuando directamente no hay controladores suficientes para hacer frente al volumen de tráfico aéreo actual.
La ignorancia de la señora Valenciano constituye un acto de irresponsabilidad sin importar que responda al desconocimiento de lo que supone una regulación de tráfico aéreo o al intento de tergiversación de la realidad mediante la inducción a la confusión y el desconocimiento. Y es que la ignorancia es muy atrevida y nos convierte en osados y temerarios. A todos. Sin excepción.