Despilfarro: Fomento se gasta el doble por cada ingeniero que contrata a Ineco
Miguel Angel Gavira, El Economista.
En pleno plan de ajuste de los Ministerios, algunos engranajes de la maquinaria todavía chirrían. Cada ingeniero que el Ministerio de Fomento contrata a la consultora pública Ineco le cuesta el doble que lo que paga por sus propios funcionarios.
La Administración General del Estado puede contratar personal a través de lo que se denomina técnicamente encomiendas de gestión, pero es mucho más caro que lo que le representa el sueldo y el coste de un ingeniero que sea funcionario de carrera.
Uno de los casos más significativos es el que se produce en la Dirección General de Infraestructuras Ferroviarias (DGIF) dependiente del Ministerio dirigido por José Blanco. La Orden Ministerial de 10 de noviembre de 2010 recoge las tarifas que el Estado paga a Ineco por diferentes servicios, como la cesión de personal.
Todo el beneficio para Ineco
Por un ingeniero de Ineco con una experiencia de entre dos y cinco años que trabaje en las oficinas del cliente (en este caso en el Ministerio) Fomento paga a la consultora participada por Aena, Adif y Renfe unos 79.000 euros anuales. Esta cifra duplica el coste que le supone a la cartera que dirige José Blanco un funcionario con funciones similares (que sea ingeniero y que tenga una experiencia de entre dos y cinco años) aproximadamente 42.000 euros al año.
Pero es que esta diferencia de coste no la cobra el ingeniero de Ineco ( que tiene un sueldo medio de 33.250 euros al año pagado por la empresa participada por Aena), sino que la ingresa la propia consultora.
En el caso de la Dirección General de Infraestructuras, el Ministerio de Fomento tiene contratada la cesión de 29 trabajadores de Ineco por este sistema. Si se compara lo que se le paga a la empresa presidida por Ignasi Nieto con lo que se desembolsaría por un funcionario de nivel similar el ahorro total es de algo más de 700.000 euros, según las tarifas oficiales y unas tablas de uso interno a las que ha tenido acceso este periódico.
Este sobrecoste que se está desembolsando en la actualidad es casi similar a todo el ahorro de 800.000 euros que el Ministerio de Fomento ha conseguido con la bajada de productividad de sus funcionarios. Entonces ¿por qué se siguen realizando estas subcontratas poco rentables?
Se da la circunstancia, además, que el Ministerio de Fomento vendió a bombo y platillo la fusión de sus dos consultoras Ineco y Tifsa como pistoletazo de salida a su plan de austeridad, como adelantó elEconomista en febrero de 2010. Según se recoje en la última memoria de Ineco del pasado ejercicio, en octubre de ese año desapareció el consejo de administración de Tifsa y la gestión se centró en Ineco.
Pero el caso de la Dirección General de Infraestructuras Ferroviarias es sólo un ejemplo de los empleados que Ineco cede a Fomento, también trabaja directamente con Adif, el gestor de las infraestructuras ferroviarias, y Aena, el gestor de los aeropuertos. Y el sobrecoste por los profesionales que cede también es excesivo, aunque no se sabe el contenido de estos contratos, ni el número de técnicos e ingenieros solicitados.
Este periódico se puso en contacto con un portavoz oficial de Adif, quien explicó que la empresa presidida por Antonio González tiene «un acuerdo marco que regula las relaciones comerciales, igual que hace Aena». Desde el gestor ferroviario se añade que el número de empleados que utiliza de Ineco se desconoce «porque contratamos servicios, no personas». Desde Fomento e Ineco no hubo respuesta sobre este método de subcontratación de personal.
El problema es que se desconoce el personal externo total que trabaja en la Administración General del Estado, que suma 165.000 empleados. Si se extrapolaran los ahorros que se podrían conseguir en la Dirección General de Infraestructuras Ferroviarias teniendo en cuenta que allí trabajan 245 funcionarios, se podrían conseguir unos ahorros de 475 millones de euros al año, aunque esta cifra habría que tomarla con muchas reservas, ya que las necesidades de personal externo no tienen por qué ser tan evidentes como en el caso de la DGIF.
Compañía rentable
Esta generosa aportación de Fomento a Ineco por los empleados de la consultora que contrata podría ser una explicación de la aceptable marcha de la compañía comparada con otras empresas del sector, que han notado la caída de la construcción y la obra civil. Pese a que su facturación descendió en el pasado ejercicio un 6,6 por ciento, hasta 266,4 millones de euros, el beneficio se mantuvo en números negros, con unas ganancias de 16,2 millones de euros, aunque bien es cierto que sufrió una caída del 43,5 por ciento respecto de 2009.