Fomento propició el caos de los controladores
Documentos de Fomento prueban que su nefasta gestión propició el caos aéreo
ANTONIO RUBIO
MARISA RECUERO / Madrid
26/10/2011
«Esto es para pegarse un tiro, pero ahora necesitamos otro cómputo de jornada que parece que va a ser definitivo […] Es muy urgente, van a sacar una nota de prensa y lo necesitamos lo antes posible. Gracias». Éste es el correo electrónico que una directiva de Aena escribe 11 días antes del caos.
Maite Montoto Ugarte, la responsable de la División de Recursos Humanos y Administración de la región centro-norte de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), envió este mensaje a su equipo casi dos semanas antes de la huelga de controladores que provocó el cierre del espacio aéreo español el 3 y 4 de diciembre de 2010.
En el citado correo, fechado el 22 de noviembre de ese año, Montoto advirtió de que, al hacer el cómputo de horas que trabaja un controlador se debían descontar permisos, formación, bajas, guardias imaginarias no activadas y días de asuntos propios. La sorpresa es que este correo sólo tuvo efecto en Santiago, es decir, el lugar donde se inició la protesta. Y es que Aena se estaba quedando sin controladores en el centro de control gallego como consecuencia de que parte de su plantilla estaba «cerca» de superar el máximo de horas ordinarias que podía trabajar por ley. Incluso, algunos ya sobrepasaban la jornada reglamentaria, según consta en otro de los correos remitidos por la responsable de la zona a sus colaboradores. Ante el problema descrito, la empresa necesitaba «otro cómputo de jornada», en palabras de la propia Montoto.
Éste y otros documentos, que están en poder de EL MUNDO, revelan la estrategia que siguió Aena, respaldada por el ministro de Fomento, José Blanco, para no quedarse sin controladores antes de que terminase el año. Es más, ponen de manifiesto por qué se produjo el caos aéreo que mantuvo cerrados los aeropuertos durante 24 horas, afectando a más de 600.000 pasajeros y provocando el primer estado de alarma decretado en España en época democrática.
«CORREO CONFIDENCIAL». «Por favor tratad este correo como confidencial». Así advirtió Maite Montoto a su equipo de la relevancia del contenido de uno de los tres correos electrónicos que envió a sus colaboradores, en un periodo de siete días, dando instrucciones sobre cómo modificar el cómputo de la jornada de los controladores de Santiago.
El primero está fechado el 15 de noviembre de 2010, apenas dos semanas antes del caos aéreo. Con contundencia y concisión, la responsable de la zona norte del espacio aéreo ordena realizar informes individuales para comprobar las horas de trabajo que lleva hechas cada uno de los controladores del centro de Santiago. El objetivo de Montoto era dar información al gabinete jurídico de Aena para «preparar un informe específico para esta dependencia», según consta en el citado correo.
La jornada máxima anual de un controlador aéreo es de 1.670 horas ordinarias, sin contar las 80 extraordinarias. Este marco normativo fue regulado por el Gobierno cuatro meses antes del caos aéreo. En concreto, el 5 de agosto de 2010, fecha en la que el Consejo de Ministros aprueba un real decreto por el que establece los tiempos de actividad y descanso de los controladores. En Santiago, los profesionales estaban a punto de agotar su jornada máxima anual.
REUNIÓN CON LA DIRECCIÓN. Un segundo correo, emitido el 22 de noviembre, deja constancia de que el problema estaba ya en la mesa de la Dirección de Navegación Aérea de Aena. De hecho, Maite Montoto reconoció en él que mantendría un encuentro con los responsables de este departamento, ese mismo día, «para explicar los cómputos de jornada del 2010». Es entonces cuando solicita información pormenorizada de los controladores «que se pasan de jornada o andan cerca».
La reunión estaba convocada para las 18.00 horas. Tres horas después, Montoto remitió otro correo a su equipo. Esta vez, mostrando su más absoluta desesperación ante los cambios que tenían que producirse al contabilizar las horas trabajadas. «Esto es para pegarse un tiro», reconoció nada más empezar a redactar el mensaje. No obstante, los cambios ya estaban hechos para que todo cuadrase y Aena tuviese personal disponible hasta el 31 de diciembre.
UNA FIRMA DIGITAL. Fomento utilizó todos los recursos o amaños a su alcance para que el problema de Santiago no se extendiese al resto de España, así que el 3 de diciembre -día en que estalló el caos- aprobó una modificación del real decreto del 5 de agosto para descontar del cómputo de horas de trabajo las imaginarias, periodos de formación, permisos sindicales y ausencias por incapacidad laboral. El Gobierno maquilló la maniobra bajo el concepto clarificar la actividad aeronáutica. En poco menos de ocho horas -en concreto, a las 21.16 horas-, la nueva norma estaba en el Boletín Oficial del Estado con la firma digitalizada del Rey, que se encontraba en Buenos Aires. Tres horas después, a las 00.27 horas, el BOE publicaba la militarización del servicio de control aéreo.
El éxito de la «solución inminente» que el Gobierno dio al conflicto aéreo se lo adjudicó Alfredo Pérez Rubalcaba el pasado 5 de septiembre. «Rajoy hizo frente a la crisis del Prestige y yo, a los controladores aéreos. Elija», planteó como aval de su capacidad ejecutiva como candidato del PSOE a la Presidencia en las próximas elecciones generales.
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