Quien le echa un pulso a la paciencia del votante español, lo pierde
Editorial
El pueblo español ha hablado. El PSOE ha sufrido la mayor derrota electoral de su historia y ha perdido casi 5 millones de votos, con un resultado provisional de 110 escaños. El PP, con casi 11 millones de votos y 186 escaños provisionales, se enfrenta ahora al reto más difícil para un Gobierno en los últimos 30 años con una holgada mayoría absoluta que hará de Mariano Rajoy el nuevo presidente del Gobierno de España.
En su discurso posterior a los primeros resultados, Alfredo Perez Rubalcaba ha afirmado que «seguirá defendiendo las libertades civiles de los españoles». Toda una declaración de principios para aquel que militarizó a los controladores en diciembre de 2010 y declaró por primera vez en la Democracia el Estado de Alarma.
El vicesecretario general del PSOE, portavoz y Ministro de Fomento (en funciones) José Blanco compareció someramente junto al Ministro del Interior (en funciones) para dar paso a la lectura de los primeros resultados del escrutinio. Lejos ya de sus alardes y su prepotencia pasados y enfrentado al más que probable procesamiento en el Tribunal Supremo por el «caso Campeón», Blanco se limitó a dar las gracias a sus votantes y a felicitar al Partido Popular.
Mariano Rajoy, en un discurso en el que recordó al famoso «sangre, sudor y lágrimas» de Winston Churchill, llamó a la unidad y al trabajo de todos para sacar a España de su situación actual con 5 millones de parados y el ataque de las agencias de calificación de deuda.
Lecturas de los resultados pueden hacerse muchas, pero este medio se limitará a desear la mejor suerte y el mejor atino posible al próximo gobierno de D. Mariano Rajoy en el convencimiento de que la capacidad técnica y el sentido común puedan reconducir la situación de grave deterioro de la seguridad aérea, consecuencia de una nefasta política del PSOE, que vive nuestro país. De las decisiones que tome el próximo ejecutivo, el próximo Ministro de Fomento y el próximo Presidente de AENA dependerán el normal funcionamiento del transporte aéreo. Respecto del PSOE, sería muy deseable que sus militantes refundasen ese partido que equivocó su senda y sus siglas hace ya muchos meses. Del resto de partidos, que en en esta legislatura conformarán un hemiciclo más plural, deseamos que sepan también estar a la altura de las expectativas que los votantes han depositado en ellos.
Son muchos los retos que nos aguardan: el Cielo Único Europeo, la amenaza de la privatización de AENA y el golpe a los derechos laborales de los más de sus 13.000 empleados así como la situación de quebranto judicial de los controladores no dibujan un panorama alentador para el el nuevo titular del Ministerio. En línea con su discurso desde el balcón de Génova, la experiencia acumulada de todos los colectivos profesionales de AENA debería garantizar al nuevo gobierno del señor Rajoy el apoyo necesario para llevar a buen término los retos a que nos enfrentamos. Será hora de sumar y de construir entre todos un escenario que permita a nuestro país sustentar el futuro crecimiento de nuestra economía en el transporte aéreo. Es hora de cerrar las heridas y ponerse a trabajar, todos.
Alfredo Pérez Rubalcaba afirmó el 4 de diciembre de 2010: «quien le echa un pulso al Estado, lo pierde». Y eso es exactamente lo que le ha ocurrido a él y a su partido: le echaron un pulso al Estado, convertido en un instrumento de sus propios intereses, y lo han perdido. Y el pulso a la paciencia del votante español, también.
Resultados provisionales al Congreso:
http://www.generales2011.mir.es/99CG/DCG99999TO_L1.htm