La verdad sobre los ovnis, desvelada por los archivos británicos
Héctor G. Barnés
“Se observó un único objeto que parecía una estrella, sólo que más grande, redondeado y muy brillante. Parecía azul o verde durante la mayor parte del tiempo, pero cambió su color a blanco antes de desaparecer”. No se trata de un diálogo extraído de Encuentros en la tercera fase (Close Encounters of the Third Kind, Steven Spielberg, 1977), sino del fragmento de una declaración realizada en el año 1996 por un piloto de avión y recogida en un documento recién desclasificado, junto a tantos otros, por los Archivos Nacionales británicos. No se trata del único testimonio que acaba de ver la luz del día. Otro señala que vio, mientras conducía por la autopista y a comienzos del mismo año “una luz en movimiento cayendo a la tierra como un meteoro. Se partió en dos y desapareció”. Algo semejante a lo que ocurrió con un tercer testigo que, pocos meses después, presenció cómo “dos objetos idénticos extremadamente brillantes y de forma irregular se desplazaron juntos hasta que uno se desvió hacia el noreste y otro hacia el sureste”. No son más que tres de los 10.000 testimonios que acaban de ser publicados en Inglaterra.
Además de dichas declaraciones, recopiladas a partir de llamadas de ciudadanos comunes a oficinas de policía o a bases del ejército, se encuentran informes realizados por la comisión del Ministerio de Defensa dedicada al tema o artículos realizados por expertos en ufología. En uno de ellos, realizado por un oficial del servicio de inteligencia, se establece la posibilidad de que la visita de extraterrestres se deba al “reconocimiento militar, investigación científica o simplemente una forma de turismo”.
En total, los documentos a los que ahora se puede acceder libremente, y al menos hasta el próximo 11 de agosto, cuando dejen de estar disponibles para descarga–, suponen alrededor de 6700 páginas en las que se localizan hasta 10.000 testimonios diferentes de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, una cantidad definida en los propios documentos por un oficial del servicio de inteligencia como “demasiados para ser creíbles”. Los resúmenes realizados por el UFO Desk y destinados a los poderes públicos británicos parecen bastante frecuentes, destinados entre otros a la Cámara de los Lores o al propio Primer Ministro Tony Blair, que fue informado a conciencia sobre la proliferación de avistamientos extraterrestres en 1998, después de que el Ministerio de Defensa le comunicase que, a pesar de no mantener un especial interés por los ovnis, “les gustaba mantener la mente abierta sobre dicho tema”.
Blair lo sabía todo…
Una de las razones para ello es que podrían explicar una serie de extraños accidentes frecuentes que se clasificaron bajo el nombre de Proyecto Condign, y en los cuales aviones de la Royal Air Force se estrellaron después de realizar, sin razón aparente, una maniobra que condujo a su fatal destino. Los documentos sugerían el encuentro con un ovni como posible causa. El asesor de los Archivos Nacionales y profesor de la Universidad de Sheffield David Clarke señala que se trataba de la primera vez que el ejército británico ha tenido en cuenta la posibilidad de un encuentro en la tercera fase como explicación a un hecho de otra manera incomprensible.
Según explicó el profesor a The Huffington Post, la razón por la que todos estos documentos han visto la luz del día tan pronto es la Ley de Libertad de Información que el propio Blair sacó adelante durante su mandato, y a través de la cual se podía solicitar la consulta de cualquier documento clasificado, una decisión de la que el antiguo Primer Ministro laborista se ha arrepentido en repetidas ocasiones considerándolo “una irresponsabilidad política”. Según Clarke, autor de The UFO Files: The Inside Story of Real-Life Sightings (The National Archives), la principal razón para realizar el informe que tuvo al corriente a Blair era la posibilidad de que dichos documentos saliesen a la luz sin que el propio Primer Ministro hubiese tenido la posibilidad de conocer su contenido con anterioridad. Clarke ha realizado una útil guíapara profundizar en todos estos documentos que cambiarán la historia de la ufología mundial.
De aquí a fin de año otros veinticinco documentos verán la luz del día
Blair no se trata, por supuesto, del primer líder mundial en solicitar información sobre los avistamientos OVNI. En 1963, diez días antes de su asesinato en Dallas, el propio John Fitzgerald Kennedy solicitó por escrito el acceso a documentos altamente confidenciales sobre los ovnis, probablemente con el objetivo de intentar poner freno a los rumores que señalaban una proliferación de los avistamientos en la antigua Unión Soviética que ponían en riesgo el frágil equilibrio entre bloques durante la Guerra Fría. Kennedy tenía miedo de que fuesen interpretados como una invasión del cielo ruso por parte del ejército americano, según la tesis mantenida por William A. Lester en su ensayo A Celebration of Freedom: JFK and the New Frontier (Wasteland Press).
…Y Churchill ya se preguntaba por ello
“¿A cuántos casos asciende todo esto de los platillos volantes? ¿Qué puede significar? ¿Y cuál es la verdad? Por favor, manténgame informado”. Estas es la petición realizada por carta por el Primer Ministro Winston Churchill en julio de 1952, cuando fue informado por el Ministro del Aire del aumento de avistamientos extraterrestres en los cielos británico. Años más tarde, cuando este tipo de encuentros se producían una media de uno a la semana, el héroe de la Segunda Guerra Mundial pidió a su gabinete de guerra que “ocultasen toda la información disponible durante al menos cincuenta años”, por la posibilidad del “pánico masivo” entre una población para la que el recuerdo de los desastres de la gran guerra no quedaban tan lejos. Además, parte de la motivación de Churchill era religiosa: temía que los británicos sufriesen una crisis de fe si se enteraban de la existencia de seres de otro planeta.
Entre los documentos desclasificados con anterioridad se encuentra el que se ha considerado como el “Roswell británico” y que recibe el nombre del Incidente del Bosque de Rendlesham, que tuvo lugar en el mes de diciembre de 1980. Diferentes testigos, entre ellos varios aviadores, afirmaron haber visto luces moviéndose en el bosque y un objeto volador de forma cónica que desapareció rápidamente y reapareció la noche siguiente. Quizá no pasaría de ser otro avistamiento más si no fuese porque a comienzos de 1981, el teniente coronel Charles Halt redactó un memorando llamado Luces inexplicables en el que afirmaba haber visto un objeto desconocido al que intentó capturar junto a sus hombres a lo largo del bosque, sin éxito. Todos estos nuevos descubrimientos que los archivos británicos acaban de publicar no son más que la punta de un iceberg mucho mayor, ya que se espera que de aquí a fin de año otros veinticinco nuevos documentos –es decir, la otra mitad que falta por revelar– vean la luz del día.