La Guerra de Secesión ¿Americana? ¿Gallega?
Eloy Orgaz
Cuando una periodista, de nombre Ana Calvo, ha oído campanas pero no sabe por dónde tocan, la torpeza natural de todo ser humano se conjuga con el gazapo del corrector ortográfico (sin duda, no pensemos que la periodista desconozca el significado de ambos términos) y tenemos un momento “what the fuck ?”.
El sesgo ideológico demagógico, en un último estertor de “si, pero ellos son los malos, que me cuesta cambiar de opinión, que me han dibujado así” de aquellos que no practican el más elemental ejercicio de documentación, confundiendo “sedición” con “secesión” y el orto con las témporas, deja a la columnista en muy mal lugar de cara a su editor (que debería castigarla al rincón, de rodillas, sosteniendo varios tomos del Aranzadi de leyes con orejeras de asno).
Incapaz también ella de atisbar más allá de los dogmas propagandísticos (plenamente establecidos) que se han propagado durante más de dos años sobre los controladores, se diría sin embargo que la columnista se encuentra ya al filo de la verdad, arrastrada por la contundencia de los hechos, unos hechos que, en este caso, tienen la poca delicadeza de dar la razón a aquellos que algunos periodistas arrastraron por el lodazal.
“Que hace un año [la fiscalía] consideraba que se les debían imputar [a los controladores] un delito de secesión“, dice la periodista sin temblarle el pulso lo más mínimo en el gazapo. El gazapo del periodista es facilmente disculpable, entre otras cosas por el acoso al que se ven sometidos en las redacciones, privadas de recursos y con la amenza de un ERE.
Pero ese mismo gazapo perpetrado por un ex Fiscal General del Estado, que respondía al nombre de Cándido Conde-Pumpido, no es excusable y, aún más, debería ser reprendido no ya con un rincón de castigo para asnos sino con la valentía de la judicatura independiente y la demoledora realidad de los medios de prueba.
POSTDATA: EDITORIAL DE HOY DE “EL CORREO GALLEGO”