Polémica en EEUU sobre las torres de control privadas tras un fatal accidente
Foto: la aeronave siniestrada
Redacción.
[ Reportaje de Susanne Cervenka y Andrew Ford en Florida Today – 9/12/12- ]
Un reciente accidente mortal en el aeropuerto internacional de Melbourne (EEUU) ha puesto el foco de atención sobre el nivel de servicio y la seguridad de los contratistas privados de servicio de control de aeródromo en Estados Unidos.
La vicepresidenta de NATCA (la asociación nacional de controladores aéreos), Trisha Gilbert, considera que los contratistas privados ajustan hasta el extremo el nivel de responsabilidad a través de recortes de personal, equipos sin garantías y falta de mantenimiento técnico.
Por su parte, el NTSB (el equivalente a la AESA en España) ha hecho público un informe ante el Congreso en el que se pone de manifiesto que los contratistas privados han reducido el personal a niveles inferiores a los de las torres gestionadas por la FAA así como sus ingresos.
En este informe, lo que probablemente llama más la atención es el bajo número de notificaciones de incidentes ATS en las torres privatizadas en comparación con las federales. Una de las causas aparentes: los controladores privados desconocían que tuviesen que notificar las «incursiones en pista», lo que evidencia su falta de preparación. Cuando la FAA les explicó que debían hacerlo, el nivel de notificaciones se equiparó al de las torres de la FAA. El informe sostenía que la ausencia de notificaciones también estaba relacionada con el miedo de los controladores privados a ser despedidos.
«Contract towers actually reported fewer safety issues than FAA tower in 2009 and 2010 studies. But the inspector general concluded that the main reason was because contract controllers didn’t know the definition of a “runway incursion” — an incident involving on unauthorized person, vehicle or aircraft on a runway — or the criteria for classifying such incursions. After the FAA emphasized the importance of runway-incursion prevention to contractors, reports of such incursions at contract towers jumped sharply».
Los controladores privados podían ser habilitados hasta con 30 días de prácticas, mientras que en las torres de la FAA esta habilitación podía durar hasta cinco años. «Sencillamente 30 días no son suficientes para entrenar a un controlador, además de la experiencia requerida», afirma el autor del informe ante el Congreso.
Durante la investigación del accidente de Melbourne un sinfín de irregularidades salieron a la luz. Los controladores privados tenían que simultanear muchas veces su trabajo con labores administrativas. Todas sus habilitaciones habían sido firmadas el mismo día, con independencia de su fecha de incorporación. En su testimonio tras el accidente, el controlador de servicio relató que no había recibido formación suficiente.
En EEUU la privatización de torres de control comenzó en 1982 tras la huelga nacional de controladores y la medidas emprendidas por la administración Reagan. Estas torres no dependen de la administración federal (FAA, el proveedor de servicios de navegación aérea norteamericano). En Melbourne, el servicio de control está a cargo de la empresa privada Robinson Aviation.
La vicepresidenta de NATCA recalca, además, que las operaciones en la FAA están orientadas «a la seguridad ante todo» mientras que los contratistas privados «tienen incentivos que dan prioridad a los niveles mínimos», tales como el abaratamiento en personal y mantenimiento para obtener mayores ganancias. «¿Le gustaría que le operase un cirujano bajo estas condiciones?», sentencia.