La desventurada historia del hotel fantasma del Aeropuerto de Barajas
Eloy Orgaz. 14/4/2013
La pasada semana, el director de Asuntos Corporativos de Iberia reclamaba un hotel en el Aeropuerto de Madrid Barajas y afirmaba que Aena no pondría ningún impedimento a la construcción. Pero todos parecen haber olvidado que Barajas ya tiene un hotel, a medio construir, en la terminal 2.
Corría el año 2005 y Aena, presidida por Manuel Azuaga bajo las órdenes de Magdalena Álvarez como Ministra de Fomento, decide que sería buena idea construir un hotel en los descartes de terreno que quedaron tras la ejecución del Plan Barajas y con ello lograr unas perrillas.
Para ello, estudian un régimen de concesión a 40 años por el que las empresas adjudicatarias del proyecto pagasen a la Entidad Pública Empresarial Aena un total de 90 millones de euros en el transcurso de la operación en concepto de alquiler.
Aena publica la concesión de una parcela de 13.743 m2 situada frente la terminal 2 del Aeropuerto de Madrid Barajas, anexa al parking P2, con número de expediente MAD/039/05. La concesión recae en la Unión Temporal de Empresas UTE BARCELO, SA / SAMPOL, SA. (U57493090).
En 2007 se formaliza la concesión de obras (a cargo de Sampol, con un 81% de la UTE) y la gestión del futuro hotel (a cargo del Grupo Barceló, con el 19% restante).
Dos años y medio después, en noviembre de 2009, Barceló abandona el proyecto «debido al riesgo de financiación en la actual coyuntura económica». En román paladino, los bancos no les financiarán el proyecto. La responsabilidad de las deudas era solidaria y Barceló tendría que responder por tanto por el 100% a pesar de participar solo en un 19% en la UTE.
Sampol, compuesta y sin novio, decide buscar otro socio hotelero que se haga cargo del hotel a medio construir. El grupo AC Hoteles toma el relevo de Barceló y pretenden abrir al público en 2012.
La obra nunca se terminó. En la actualidad, un esqueleto de cemento de tres plantas a medio construir, en estado de semi ruina, sorprende la vista de los pasajeros que llegan a España desde la terminal 2. Una metáfora del pinchazo de la burbuja del ladrillo que le adelanta al turista extranjero que vista Madrid la realidad del país. Cuentan los trabajadores de Aena, alguno ya afectado por el ERE, que los fantasmas del boom del ladrillo juegan al mus en el decrépito esqueleto de hormigón varado a la entrada del aeropuerto.
Como colofón, el ex presidente de Aena de entonces, Manuel Azuaga, terminó recolocado por obra y gracia de las puertas giratorias en Unicaja y la constructora Sacyr. Magdalena Álvarez, en el Banco Europeo de Inversiones. Los dineros se perdieron y las empresas adjudicatarias del hotel fantasma han asumido las pérdidas. Take the money, and run. Lo de siempre.