El aeropuerto de Bruselas reabre con un vuelo a Faro
También muy simbólico ha sido el primer avión en despegar: un Airbus A320 decorado con los diseños de pájaros y nubes del artista belga René Magritte, operado por la compañía nacional Brussels Airlines. Viajaba a Faro (Portugal). Los otros dos vuelos que despegaron de Zaventem ayer partieron hacia Turín y Atenas. Todos fueron jaleados con aplausos por los empleados del aeropuerto.
Antes, el aeródromo atacado acogió una pequeña ceremonia conmemorativa para las víctimas del 22-M, en la que participaron los ministros de Movilidad, Jacqueline Galant, y Defensa, Steven Vandeput, que guardaron un minuto de silencio. “Estos vuelos son la primera señal de esperanza de un aeropuerto que está de pie, con la espalda firme, después de un ataque cobarde. Que seamos capaces de volver sólo 12 días después de los ataques es una señal de fuerza”, dijo Arnaud Feist, consejero delegado de Brussels Airport, la compañía gestora.
Con la reapertura de Zaventem, el principal aeropuerto del país, Bruselas empieza a recuperar poco a poco el pulso tras el doble atentado que hace 12 días segó la vida de 32 personas —entre Zaventem y la estación de metro de Maelbeek—. Sin embargo, la situación está muy lejos de ser normal en un aeródromo por el que hasta el 22-M transitaban 22 millones de viajeros. Este domingo, acercarse a Zaventem era complicado. Ya sólo puede llegarse en taxi y en coche particular, y únicamente si se tiene tarjeta de embarque. Además, los vehículos no podrán acercarse a menos de 100 metros de la entrada del aeropuerto y tendrán que quedarse en el parking. Antes de pasar al área de embarque, las autoridades revisarán con un detector de metales y rayos X a todos los pasajeros y sus equipajes de mano.
La compañía y las autoridades han pedido a los viajeros que acudan al aeropuerto con tres horas de antelación para poder pasar sin premuras todos estos controles de seguridad previstos. “Estas medidas de seguridad están bien, pero son provisionales. Ahora no va a pasar nada, porque estamos protegidos, pero qué pasará después. Nadie lo sabe. El futuro es incierto y eso es muy triste”, declaró una pasajera a la cadena pública RTBF, uno de los pocos medios autorizados a entrar en el recinto. Loukas Bassoukos, que viajaba a Atenas, aseguraba sentirse intimidado. “No sé como reaccionar al saber que tantas personas inocentes han muerto aquí”, dijo a France Presse. Las autoridades han preparado también un dispositivo de ayuda psicológica sobre el terreno.
La intención de Brussels Airport es gestionar mañana lunes ya 16 vuelos: ocho de salida y ocho de entrada; algunos de ellos intercontinentales, según explicó Feist. El martes podría llegar a un centenar. A lo largo de los días se irán incrementando los vuelos hasta llegar a los 800 pasajeros registrados por hora con los que, según las autoridades, funcionará Zaventem. Muy lejos de los más de 5.000 gestionados de antes de los atentados.
Fuente: Noticia original en EL PAÍS