Fomento veta a controladores españoles para favorecer a las empresas privadas

REDACCIÓN. 7/4/2016. SENASA, entidad dependiente del Ministerio de Fomento, convoca los cursos necesarios para presentarse a las plazas de controlador aéreo que ENAIRE prevé publicar en no mucho tiempo, pero deja fuera a los controladores aéreos trabajando para las empresas concesionarias de las torres de control privatizadas, en un asombroso ejercicio de malabarismo que se lleva por delante los derechos de estos trabajadores.

Los antecedentes: el engaño de José Blanco

En el año 2011, el entonces ministro de Fomento José Blanco vendió frente a unos sumisos medios de comunicación que la solución para acabar con los «privilegios» de los controladores aéreos era la liberalización de la formación, para que se pudieran formar cuantos controladores quisieran. Lo que no dijo, y que los controladores aéreos repetían sin cesar a quien quisiera escuchar (busquen en las hemerotecas y comprueben el impacto mediático inexistente de estas advertencias), es que la formación pasaba a ser privada, con lo cual una formación especializada y becada por la entonces AENA, por la que el alumno no tenía que pagar nada -incluso se le pagaba un sueldo de entre 90 y 450€ al mes- se convirtió en un negocio en forma de cursos por lo que el alumno tiene que pagar entre 45.000-100.000€.

Seducidos por estos cantos de sirena y por las falsas promesas de un futuro prometedor, decenas de personas realizaron estos cursos con la esperanza de ser contratados bajo las condiciones envidiables que los medios de comunicación vendían día sí día no. Lo que no sabían es que la realidad iba a ser mucho más dura.

El segundo engaño: la traición de los sindicatos de clase

Parte de estos alumnos, una vez terminado el curso, lograron ser contratados por las tres empresas privadas de navegación aérea que operan en España: Ferronats, Saerco e INECO. Poco antes, los sindicatos UGT y CCOO habían firmado junto a estas empresas un convenio colectivo sectorial que situaba a estos trabajadores en el flamante último puesto en lo que a condiciones laborales se refiere, de entre todas las empresas del sector de los países de nuestro entorno. Jornadas imposibles, sueldos bajos y una presión inusitada para cumplir con los objetivos empresariales marcados, a la vez que se les presionaba para afiliarse al sindicato «amigo» de la empresa y se les asignaban funciones ajenas al trabajo de controlador en sí y a una movilidad geográfica absoluta.

La mayoría de estos controladores privados llevan esperando años a que el gestor público ENAIRE convoque plazas para poder aspirar a parecerse a los controladores de los países europeos de nuestro entorno, pero esto, también, tiene truco: ENAIRE quiere aspirantes con todos los cursos hechos, es decir con todas las habilitaciones de Torre y Radar. Y a estos controladores privados sólo se les ofertó el curso de Torre. Tienen, por tanto, que completar su formación con la parte de Radar para poder aspirar a trabajar en el ente público.

El tercer engaño: la convocatoria de plazas fallida de 2015

Hasta aquí todo «bien». Se suponía que la guerra del Ministerio de Fomento contra los controladores aéreos había alcanzado una situación de «calma tensa» o de «normalidad operativa» que hacía presagiar una normalización también del acceso a la profesión, vistas las buenas intenciones expresadas por el gobierno del PP y su ministra de Fomento Ana Pastor. Y llegamos a 2015. ENAIRE publica una convocatoria de 55 plazas para controlador aéreo, a la vez que SENASA oferta los cursos completos para todo aquel que pretenda presentarse, en una perfecta coordinación propia de un sector viciado por las decisiones políticas del gestor de turno más que por decisiones operativas.

A estos cursos se presentan buena parte de los controladores actualmente en activo que están trabajando para las mencionadas empresas privadas a las que se les ha concesionado la gestión de 10 torres de control y varios servicios AFIS, y saltan las alarmas: debido a las penosas condiciones laborales de estos controladores, ENAIRE va a conseguir un efecto colateral inesperado con su convocatoria: vaciar de controladores dichas empresas. Esto, unido a la denuncia por parte de algunos parlamentarios de la necesidad de realizar cursos de 100.000€ para poder presentarse a unas plazas públicas, hacen que ENAIRE cancele la convocatoria y volvamos al minuto cero de nuevo. Y en una nueva pirueta de coordinación entre dos empresas que en teoría no tienen nada que ver, SENASA cancela a la vez sus cursos de Torre y Radar.

La puntilla: si estás trabajando, no puedes hacer los cursos

Ante la previsible convocatoria de nuevas plazas por parte de ENAIRE en 2016 y siguientes, SENASA abre sus cursos de nuevo en 2016, pero con un inédito requisito: si los quieres hacer, no puedes estar trabajando en una de las empresas privadas proveedoras de navegación aérea. Es decir, una empresa dependiente del Ministerio de Fomento veta a los controladores privados en ejercicio en los cursos que necesitan para poder presentarse a unas plazas públicas convocadas por el propio Ministerio de Fomento, asegurando la estabilidad de la plantilla de dichas empresas privadas y generando un resultado estrambótico: ciudadanos españoles vetados de una plaza pública por estar trabajando en una empresa privada del mismo sector. Una de esas empresas, Saerco, curiosamente presidida por un ex-alto cargo del PP de Madrid.

A esto hay que añadir la circunstancia de que el Convenio Colectivo firmado por CCOO y UGT con las empresas privadas se establece que un controlador que quiera abandonar la empresa, debe dar un preaviso de siete meses, nada menos, so pena de tener que pagar a la empresa los días que no haya precisado.  La propia SENASA prevé el inicio de los cursos para el 2 de junio, lo que deja a estos trabajadores atrapados en sus empresas: si quieres hacer los cursos, debes dejar tu trabajo. Y si lo dejas, tienes que pagar a tu empresa. Un negocio tan redondo como escandaloso.

Resumiendo, si eres un controlador en paro o trabajando para una empresa europea, la que sea, puedes presentarte a estos cursos, salvo si trabajas para tres empresas concretas decididas por el Ministerio de Fomento. Decir que este requisito es irregular es poco. Inmoral es más adecuado, pero sobre todo habrá que ver si es legal o si estamos ante una nueva ocurrencia de la Secretaria de Transportes, Carmen Librero, para mantener una situación insostenible tanto para los trabajadores del sector como para un gestor público cuyos controladores aéreos se hacen ancianos esperando a que venga alguien con un mínimo sentido de la responsabilidad y visión de futuro (aunque sea a corto plazo) que ponga cordura en un Ministerio que reproduce una y otra vez las peores maneras del inefable anterior ministro del gobierno socialista.