El avión de Egyptair envió alarmas de humo a bordo antes de desaparecer
CARLOS YÁRNOZ, 21/5/2016. El avión Airbus 320 de Egyptair que desapareció el pasado jueves en el Mediterráneo envió a su centro de operaciones de la compañía al menos dos alarmas que advirtieron de la presencia de humo a bordo. Las alertas se registraron solo unos minutos antes de que el aparato desapareciera de los radar y dejara de emitir señal alguna. Tras conocerse este dato, pilotos y expertos manejan con más firmeza la hipótesis de un accidente, cuando hasta este sábado primaba la de un atentado, como reconocieron las autoridades egipcias. Pese a todo, todas las opciones siguen abiertas hasta que no se analice el contenido de las dos cajas negras del avión.
Las alarmas fueron emitidas de forma automática a través del sistema ACARS (Aircraft Communications Addressing and Reporting System), que envía de forma continua al centro de operaciones de la compañía los datos de vuelo y las posibles incidencias. La existencia de esas alarmas fue difundida por varios medios estadounidenses que citaban a un portavoz egipcio como fuente y este sábado ha sido confirmada a France Presse por una fuente del centro de investigación de accidentes aéreos de Francia (BEA, Bureau d´Enquetes et Analyses).
En los mensajes automáticos recibidos por la compañía se indica que hay humo en el lavabo próximo a la cabina de los pilotos. Otra alerta señala que también hay humo en el sistema electrónico de control del avión. Entre los mensajes automáticos del ACARS en esos minutos previos, otros indican fallos en el piloto automático del avión. También señalan la activación de sensores en el sistema de deshielo de una ventanilla de la cabina de pilotos y en el mecanismo de apertura de otra ventanilla. Todos esos mensajes se recibieron en un corto espacio de tiempo poco antes de que el Airbus desapareciera.
Los expertos coinciden en que, pese a que los datos son significativos, no explican por sí solos lo ocurrido, y que, para determinar las causas de la catástrofe, es necesario encontrar restos del avión y, sobre todo, las dos cajas negras del aparato. La cadena CBS ha difundido que los equipos de rescate han localizado ya el lugar donde están esas cajas negras.
Más de dos días después del siniestro, no existe hipótesis alguna sobre lo que pudo pasar. “Todas las hipótesis siguen abiertas”, repiten los dos gobiernos más afectados, los de Francia y Egipto, origen y destino del vuelo. Aunque las autoridades egipcias daban inicialmente verosimilitud a la hipótesis de un atentado y las franceses no lo descartaban, ninguna organización se ha responsabilizado de la catástrofe hasta este sábado. Difícilmente el humo detectado pudo deberse a una bomba, porque en ese caso no se hubieran emitido las alertas de humo durante al menos tres minutos, tal y como figura en los registros del centro de operaciones de Egiptair.
De otro lado, pilotos de aviones Airbus A 320 similares al siniestrado comentan que, en caso de que el siniestro hubiera sido originado por un grave fallo técnico, tampoco encaja en ese caso el comportamiento del avión. Según el Gobierno griego, el aparato inició un brusco descenso y, antes de perderse en los radar, giró bruscamente 90 grados a la izquierda y, enseguida, 360 a la derecha. Los expertos coinciden en que esas bruscas maniobras solo pueden deberse a una acción provocada bien por los pilotos o por un hecho por determinar en el interior del aparato.
Una tesis que manejan esos pilotos consultados es que, en efecto, todo pudo desarrollarse a raíz de un incendio en el sistema eléctrico del avión que se encuentra bajo el puesto de los pilotos y del lavabo próximo a la cabina. En caso de humo en la cabina, el procedimiento a seguir por los pilotos consiste en iniciar un inmediato descenso de emergencia para llegar a una altitud en la que sea posible abrir las ventanillas de la cabina -probablemente intentaron abrir una- y respirar aire del exterior.
La hipótesis de un accidente a partir de la presencia de humo en la cabina encaja a pilotos de Airbus 320 como el siniestrado
Durante esa maniobra, los pilotos -como los pasajeros- se ponen máscaras de oxígeno. A la vez, el comandante o el copiloto deben iniciar la desconexión, uno a uno, de los sistemas electrónicos para intentar eliminar el origen del humo.
En esas circunstancias, en pleno descenso, el avión aumenta rápidamente de velocidad y resulta difícil controlarlo. “En cabina, el ruido es ensordecedor”, cuentan, lo que explicaría que los pilotos, con la boca tapada además por las máscaras de oxígeno, no comunicaran ninguna emergencia por radio. Ni en el centro operativo de la compañía ni en ningún centro de control de los países próximos a la catástrofe se recibió ninguna comunicación de emergencia o peligro de accidente por parte de los pilotos del avión.
El aumento brutal de velocidad, indican los pilotos consultados, puede provocar la ruptura de alguna pieza clave de sustentación del avión -un trozo del ala, un timón…-, lo que explicaría los dos giros bruscos de última hora. O al menos el primero, porque cabe la opción de que el segundo lo hiciera el comandante o el copiloto para rectificar el giro inicial. En descenso vertiginoso, con humo y en plena noche, debió resultar imposible para la tripulación conocer la trayectoria concreta y la posición del Airbus.
La hipótesis encajaría, por ejemplo, con el hecho de que los fallos en el piloto automático se produjeron tres minutos después de la alarma por humo en el lavabo. Seguramente, fue entonces cuando se desconectó el automático para iniciar el inmediato descenso de emergencia. Los pilotos precisan que, cuando se entrenan en simuladores de vuelo, el ejercicio a partir de la presencia de humo en la cabina procedente del sistema eléctrico de control “es el más complejo de todos”.
A raíz de la desaparición del avión, Francia está revisando y analizando todos sus sistemas de seguridad en los aeropuertos y ha redoblado la vigilancia en los mismos. Este sábado, la terminal Oeste del aeropuerto de Orly ha sido despejada en parte debido a una amenaza de bomba y han sido clausurados los accesos a la misma, según ha comentado una pasajera que se dirigía al lugar.
Fuente: Artículo original en EL PAÍS.