El Ministerio de Fomento aplaza la prohibición del español en las comunicaciones aéreas
Todavía hay tiempo para que se imponga la sensatez. O eso parece, después de que el Ministro De La Serna haya declarado que todavía no hay nada decidido sobre la prohibición del idioma español en los aeropuertos de más de 50.000 movimientos, prohibición que cuenta con la opinión profesional en contra de pilotos y controladores aéreos (ver El Gobierno prohibirá, en pleno día de la Hispanidad, el español en las comunicaciones aéreas).
La norma europea que el Gobierno quiere trasponer establece un período de adaptación hasta el 31 de diciembre de este año, y contiene también la posibilidad de acogerse a una excepción en caso de que se vea afectada la seguridad aérea, como es el caso. Tanto Francia como Portugal ya han declarado su intención de acogerse a esta excepción, y lo mismo debería hacer España si no quiere convertirse en el único país hispanoparlante donde no se utiliza el español aeronáutico para comunicarse con tripulaciones del mismo idioma.
Porque ahí radica la clave de todo: cuando sólo hay tripulaciones hispanoparlantes en frecuencia, el idioma que asegura una eficacia total y absoluta es el idioma nativo que comparten con los controladores aéreos. En el momento en el que una tripulación que no habla español entra en frecuencia, se cambia al inglés para asegurar que se entera de lo que está pasando (situational awareness). Esta es la situación actual, y la que se quiere mantener.
Desperdiciar la ventaja en materia de seguridad aérea que tienen aquellos países que por hablar uno de los pocos idiomas oficiales de OACI pueden utilizar su idioma nativo para las comunicaciones entre pilotos y controladores, es desperdiciar un activo muy importante que reduce significativamente los equívocos, los malentendidos y las comunicaciones confusas. Por algo será que ninguno de los países que gozan de esta ventaja han renunciado nunca a ella. Nunca.
2 Comments
Carlos
Porque hay radica la clave de todo:
“ahí” No “hay”
admin
Buf. A veces se nos cuela algún gazapo del corrector o del autor. Nos autoflagelamos por haber hecho sangrar vuestros ojos.
Gracias por el aviso.