Formar a los controladores aéreos: un jugoso negocio de 10 millones de euros
Hace tres días La Información publicaba este artículo de Bruno Pérez sobre el negocio de la formación de controladores aéreos, que por su relevancia y acertado análisis de la situación actual, reproducimos en su totalidad:
«No cualquiera puede llegar a ser controlador aéreo. Si ya de por sí se trata de un trabajo que exige unos umbrales de concentración y capacidad de gestionar situaciones de tensión muy superiores a la media, el nuevo sistema de acceso a la profesión instituido por el Gobierno socialista en el año 2009 – tras la revuelta del colectivo que estuvo a punto de cerrar el espacio aéreo español y que se saldó con una dura revisión a la baja de sus condiciones laborales y salariales – amenaza con convertirlo en un segmento laboral solo apto para bolsillos acomodados.
Así lo denuncian plataformas sindicales como CSIF o el sindicato de controladores aéreos USCA que han aprovechado la reciente convocatoria de 130 nuevas plazas de controladores aéreos por parte de Enaire – el gestor público del espacio aéreo, dependiente de Fomento y propietario del 51% de Aena – para denunciar un sistema de selección que, en su opinión, prioriza la capacidad económica de los aspirantes por encima de su competencia profesional, de modo que como denuncia el sindicato CSIF: «Ya no se elige a los mejores, sino a los más pudientes».
Detrás de esta afirmación está un sistema de acceso a la profesión que obliga a los aspirantes a controlador aéreo a costearse su propio proceso formativo, cuyo precio en el mercado se sitúa en el entorno de los 75.000 euros, al menos si ésta se cursa en el centro de referencia en España, el ala formativa de la empresa pública Senasa, propiedad al 100% de la Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Hacienda y dependiente desde el punto de vista funcional del Ministerio de Fomento.
La empresa estatal aparece como la principal beneficiaria de este nuevo modelo de acceso, ya que, en la práctica, se encarga de la formación de la práctica totalidad de los aspirantes a controlador aéreo. «Senasa dispone de infraestructuras formativas como los simuladores de torre o de control de ruta o aproximación cuya adquisición es muy costosa y que otros centros no pueden permitirse porque además son difíciles de amortizar en un contexto en el que apenas salen plazas de controladores», señalan fuentes del ámbito de Navegación Aérea.
De mantenerse las tarifas aplicadas por la empresa estatal a los cursos de formación que completó la promoción de nuevos controladores del año pasado – la primera desde el año 2006, según el sindicato de controladores USCA-, la empresa dependiente de Fomento se embolsaría cerca de 10 millones de euros a cuenta de la formación de los 130 nuevos controladores que constituyen la última convocatoria de plazas de Enaire.
Recuperar el antiguo modelo
Antes de la célebre reforma del marco regulatorio de los controladores aéreos de 2009, este proceso formativo era gratuito para los aspirantes y estaba subvencionado al 100% por el Estado, como sucede en la mayoría de los grandes países europeos como Alemania, Reino Unido o Italia. La reforma abordada por el entonces ministro de Fomento, José Blanco, liberalizó la formación de los controladores aéreos. El Estado dejó de subvencionarla, rompió – al menos formalmente – el monopolio público de la formación que impartía Senasa y abrió a centros privados la posibilidad de impartir la titulación certificada de controlador aéreo…aunque muy pocos se han animado a hacerlo.
Los sindicatos reclaman al Gobierno que recupere aquel modelo, que es el que se aplica en los principales países europeos, para impedir que esos 75.000 euros se conviertan en una barrera de entrada en la profesión. Algo que, denuncian, ya ha comenzado a pasar. En las convocatorias anteriores a 2010 el número de aspirantes rondaba los 10.000, en la convocatoria de 130 plazas de este año Enaire apenas ha recibido 900 solicitudes, señalan.
Senasa ofrece a los aspirantes – que antes de entrar en sus cursos deben superar unas pruebas previas de conocimientos generales y de Aviación Civil, además de una entrevista personal- condiciones especiales de acceso a créditos para financiar esos 75.000 euros en una serie de entidades, pero estas condiciones no garantizan su devolución en el caso de que el alumno no supera el exigente curso de formación para convertirse en controlador.
Desde la implantación del nuevo sistema de acceso solo ha habido dos convocatorias de plazas de controlador aéreo, la de 2016 (106 plazas) y la de 2017 (130 plazas), pero Enaire ya ha anunciado que en los próximos años estas convocatorias serán crecientes y desde organizaciones sectoriales como USCA o Aprocta se recuerda que se necesitan al menos 500 nuevos controladores para cubrir la carga de trabajo actual.»