ENAIRE agradece a sus controladores aéreos los récords de tráfico con amenazas y críticas de las aerolíneas

El mosqueo en los Centros y Torres de Control es descomunal. Después de 52 meses de aumento espectacular del tráfico aéreo en nuestro país, con el consiguiente aumento de la carga de trabajo y de los turnos, ya de por sí asfixiantes, que sufren nuestros controladores aéreos, al ente público que gestiona el control de tráfico aéreo en España no se le ha ocurrido mejores formas de agradecer el esfuerzo de sus empleados que hacer una turné por las dependencias amenazando con sanciones, enviar cartas personalizadas a cada uno de ellos tratando de justificar el establecimiento de la monoposición como solución a la falta de plantilla, y, en una última carambola de mal gusto e inoportunidad, inundar las dependencias de una encuesta promovida por la propia empresa entre compañías aéreas en lo que es un compendio de todo aquello que las aerolíneas y pilotos piensan que los profesionales de control hacen mal.

La desmotivación y la fatiga están a la orden del día. Mientras la AESA mira hacia otro lado, el ente público abrasa a sus controladores con ciclos de trabajo en los que cabe absolutamente todo, como tal vez sepa un profesional de uno de los centros de control españoles que solamente pudo disfrutar de 3 (tres!) días libres completos en todo el mes de febrero. Pero estas encuestas sobre la salud y la fatiga de sus propios profesionales no interesan a la encargada de garantizar la seguridad aérea en este país. Prefieren realizar otra entre aerolíneas y pilotos para poner negro sobre blanco todo aquello que los controladores hacen mal, sin matices, sin contexto, a lo bestia.

Y así ha caído en los centros y torres de control, como un jarro de agua helada, uno más, con el que tienen que lidiar como pueden unos cincuentañeros agotados y cada vez más cabreados que se dedican a proporcionar la seguridad a cada uno de los vuelos que cruzan nuestro espacio aéreo.

Ya se encargó ENAIRE de calentar bien los ánimos hace un mes, en un ejercicio de calamitosa torpeza, cuando se dedicó a pasearse por todas las dependencias amenazando a los controladores con sanciones si no cumplían al 100% con el sistema Genius, un sistema de control de presencia que es único en España y con el que, debido a la complejidad y excesiva cantidad de relevos en cada servicio, es casi imposible cumplir. En esas reuniones, la empresa proponía como solución a dichos incumplimientos la posibilidad de establecer la «monoposición» como forma de trabajo habitual, obviando que dicho procedimiento fue la principal causa del accidente del Lago Constanza en 2002, en el que un controlador trabajando completamente solo no advirtió el acercamiento entre un B757 de DHL y un TU154 de Bashkirian Airlines que acabaron colisionando en pleno vuelo en el centro mismo del espacio aéreo más vigilado del mundo. El nombre de dicho controlador es Peter Nielsen, y murió poco tiempo después, asesinado por el padre de una de las víctimas de dicho accidente aéreo enfrente de su mujer y su hijo.

Esto es lo que propone la empresa encargada de la seguridad aérea en España. Días después de intentar venderlo en el Centro de Control de Canarias, los controladores de dicha dependencia tuvieron que hacer frente a un verdadero infierno en el aire (y os lo contamos aquí: El temporal desata un infierno en los cielos canarios). Intentaron venderlo, además, utilizando como excusa el incumplimiento del sistema de presencia, cuando en realidad lo que ocurre es que falta plantilla. Faltan controladores, y el tráfico aéreo sigue subiendo. Y los que están, por lo visto, lo hacen mal.