No habrá huelga en verano: Controladores Aéreos y ENAIRE llegan a un acuerdo
Sobre la bocina. En el último minuto de la prórroga ENAIRE y sus controladores aéreos han alcanzado un acuerdo que asegura la paz social social en los cielos españoles durante todo el verano.
Los controladores del Centro de Control de Barcelona habían lanzado un preaviso de huelga para varios días de los meses de junio, julio y agosto reclamando la normalización de sus jornadas laborales, las cuales habían alcanzado cotas nunca antes vistas por la deficiencia absoluta de plantilla y las continuadas programaciones de los llamados «ciclos extendidos», creados en un principio como algo excepcional y que se han convertido en los últimos años en algo habitual en las programaciones de los controladores aéreos españoles.
Con la moción de censura y los consiguientes cambios en el Gobierno y el Ministerio de Fomento, y una vez constatada la intención del nuevo equipo gestor de impulsar unas negociaciones que habían llevado al ente público y a los controladores a acercar posturas pero que no habían logrado alejar el fantasma de la huelga, los controladores de Barcelona aplazaron la convocatoria de los paros para dar tiempo a que el diálogo se produjera.
Y casi acabado el plazo, ambas partes han conseguido llegar a un acuerdo que dota a la navegación aérea española de cierta esperanza en el futuro, con la incorporación de nuevos efectivos y el compromiso de homologar paulatinamente la jornada laboral de los controladores aéreos españoles a la de sus colegas europeos.
420 nuevos controladores hasta 2025
Esta es la mayor reivindicación de los controladores alcanzada en este acuerdo. El aumento de plantilla de hasta 420 nuevos controladores, con especial énfasis en el reforzamiento del Centro de Control de Barcelona, donde recaerán más de 90 nuevos efectivos, hacen posible las demás reclamaciones: la normalización de la jornada laboral y el acceso a la llamada Reserva Activa de los controladores más veteranos, lo que supone un acercamiento de las condiciones laborales de los controladores españoles a las de sus homólogos en el resto de Europa. Y todo esto sin aumento de la masa salarial del colectivo.
Mientras las nuevas incorporaciones se producen, los controladores actuales tendrán que seguir aguantando sobre sus hombros el peso de los incrementos de tráfico aéreo y las jornadas y ciclos de trabajo interminables y agotadoras, esperando que la empresa pública haga buena su parte del acuerdo de ir racionalizando paulatinamente hasta llegar a un estándar europeo en el sector en lo que a descanso y jornada laboral se refiere.
El preacuerdo alcanzado tiene todavía que pasar por las consiguientes Comisiones y Ministerios para su aprobación, pero sobre todo por el voto mañana de la Asamblea de controladores del Centro de Control de Barcelona, sin cuyo visto bueno quedaría en papel mojado y nos enfrentaríamos de nuevo a un escenario de huelga inminente.
Ambas partes han acordado, a su vez, que el contenido de este acuerdo de bases quede reflejado también en el III Convenio Colectivo, lo que da a entender que una nueva nueva forma de relacionarse puede estar abriéndose entre controladores y ente público, y que la confianza rota hace ya demasiados años puede estar por fin recomponiéndose para hacer posible llegar a un escenario de futuro, viabilidad, expansión y relaciones fructíferas entre empleados y empresa.