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ENAIRE convoca 131 nuevas plazas de controlador aéreo a 70.000 euros cada una

Como decía la escritora española Concepción Arenal, «el error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea». Y Fomento vuelve, de nuevo, a cometer el mismo pecado original que lleva cometiendo desde que el peor ministro de Fomento de nuestra democracia, José Blanco, privatizara la formación inicial de los controladores aéreos españoles.

Así, las nuevas plazas de controlador aéreo convocadas por ENAIRE tendrán un precio altísimo para cualquier candidato que se quiera embarcar en esta aventura incierta. El negocio es el negocio, y una vez más, al negocio de las escuelas privadas y semiprivadas de formación inicial tenemos que añadir las «ofertas de financiación» de varios bancos que, de la mano del Ministerio de Fomento, han acudido raudos a hacer buena aquella frase de Ramón Llul, «a gran necesidad, gran diligencia».

La permanencia en el tiempo de una situación única en el mundo, en la que los aspirantes a convertirse en controladores aéreos tienen que desembolsar una millonada, combinada con la reducción del sueldo durante los siete primeros años, convertirán de nuevo esta convocatoria en una competición tramposa y trampeada, porque sólo podrán acceder aquellos que dispongan de suficientes recursos para costeársela.

Para más inri, esta reducción del sueldo se planteó hace diez años como forma de «devolver» a la empresa pública el coste de la formación inicial, en aquellos momentos pública y becada, y tras la indecente privatización de esta, la empresa publica ha seguido manteniendo un sistema del que se aprovecha años tras año por partida doble: no paga por la formación inicial de los candidatos pero sí que les reduce el sueldo una vez contratados.

Necesitamos a los mejores. Y necesitamos muchos. La plantilla actual no da más de sí y no podemos permitirnos que los aspirantes que llegan a las dependencias para completar su formación sean luego descartados en la última parte del proceso, como desgraciadamente está ocurriendo en la actualidad por primera vez en la historia del control aéreo español.

Una formación publica, gratuita y de calidad es una necesidad perentoria que no se puede seguir aplazando por más tiempo. A menos, claro está, que lo primero siga siendo el negocio. Y lo segundo, la seguridad aérea.

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