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Cultura Justa: ¿Aprender o Castigar?

Con motivo de la condena de un controlador aéreo suizo por un incidente sin consecuencias, IFATCA publica el siguiente artículo de Job Brüggen, experto en Seguridad aérea de la compañía encargada del control aéreo en Países Bajos, LVNL, y que traducimos en su totalidad:

La Corte Federal ha dado su veredicto y esta vez es definitivo. La condena de un controlador suizo ha agitado fuertemente a la comunidad aeronáutica. Por fallar en una «colación», dos aviones se acercaron más de lo que establecen los estándares, y dos redes electrónicas de Seguridad, el STCA para el controlador en tierra y el TCAS para los pilotos en el aire salvaron la situación, que es para lo que están diseñados. El controlador ha sido declarado culpable, por «negligencia inconsciente», de perturbar el transporte público y sancionado con 60 días. ¿Final de la historia?

Preguntémonos el efecto que este veredicto tendrá en todos los profesionales que trabajan en profesiones que son importantes para el público general y que a la vez comportan ciertos riesgos para el mismo público general. Policías, médicos, enfermeros, maquinistas, pilotos, controladores son profesionales, pero también son humanos. Y los humanos cometen errores. Si queremos que estas personas realicen estos trabajos para nosotros, tenemos que encontrar una manera de lidiar con estos errores inevitables.

Considero que el Derecho Penal tiene cinco objetivos:

  1. Prevención específica – prevenir que el infractor actúe de nuevo enseñándole una lección;
  2. Prevención general – Disuadir a otras personas para que no hagan lo mismo. Es por esto que los castigos y las ejecuciones solían ser públicas;
  3. Hacer sufrir al malhechor – compensando por los malos actos en opinión de (y en nombre de) el público general y subrayando el privilegio del Estado de hacer cumplir la ley, para que las vendettas y los clanes familiares no se salgan con la suya de nuevo;
  4. Compensar por las malas acciones a aquellos que las han sufrido. Esto es, si dicha compensación es razonablemente posible;
  5. Mostrar al público general que la ley en sí misma está siendo preservada – y por tanto manteniendo la fe en que el sistema de justicia realmente funciona.

Como no soy abogado, estoy seguro de que el sistema de Justicia sirve a más objetivos, pero estos cinco están aceptados de manera general como buenos y desde luego útiles socialmente para mantener el orden en un país o Estado.

Es improbable que aquí le estemos haciendo un buen servicio a la prevención específica y la prevención general (objetivos uno y dos). Fallar en una colación es bastante común en aviación y ocurre cientos de veces cada día. La comunicación mediante canales VHF semidúplex es sin duda uno de los eslabones más críticamente débiles de nuestro sistema – Todavía me asombra que lo estemos usando. A la comunidad aeronáutica se le recuerda que tanto pilotos como controladores tienen de hecho serias responsabilidades a la hora de garantizar la seguridad aérea. Pero son humanos y no son infalibles – razón por la que se inventaron el STCA y el TCAS en todo caso.

Los objetivos tres y cuatro (hacer sufrir y compensar) están completamente fuera de lugar aquí. No hubo víctimas, por lo que ¿qué es lo que hay que compensar? La Corte Federal dice que se generó una situación de peligro, y no creo que nadie lo discuta. Volar conlleva inherentemente un riesgo, y el riesgo comienza en cuanto el piloto sale de la cama a las cuatro de la mañana para ir al aeropuerto y prepararse para el vuelo.

Eso nos deja con el objetivo número cinco: Mostrar para preservar la ley. ¿Cuánta gente se va a sentir más cómoda con la idea de que los controladores suizos van a notificar menos incidentes por miedo a ser procesados? Es legítimo asumir que los controladores suizos ya están notificando menos o con menos detalle que sus colegas en otros países, y de ese modo impidiendo la capacidad de autoaprendizaje que ha hecho a la aviación -inherentemente arriesgada- tan increíblemente segura.

Observen que en ningún momento he juzgado si los actos del controlador o el piloto fueron buenos, normales, débiles, imprudentes o excepcionalmente estúpidos. El sistema judicial suizo, marcando como un reloj suizo, ha concluido que el comportamiento del controlador fue negligente y no ajustado a los estándares profesionales, pasando por alto de manera brutal cuestiones sistémicas fundamentales: ¿Es el comportamiento que tuvo el controlador considerado «normal» en la comunidad del control aéreo? ¿Hay otros controladores a los que les está ocurriendo lo mismo?¿Evita el sistema que los controladores se encuentren en una trampa que se puede cerrar en cualquier momento? ¿Cuál es la probabilidad de que esto vuelva a suceder? Con este veredicto, la respuesta a cómo podemos prevenir que este fallo sistémico vuelva a aparecer queda seriamente tocado – no es precisamente una idea agradable para un país tan civilizado como Suiza. Mi frase favorita «aprender es más seguro que castigar» desde luego es de aplicación aquí.

«Nunca desaproveches una crisis». Hace falta introspección y coraje para cuestionar por qué las cosas se hacen del modo que se hacen. Con este veredicto final, ahora es una gran oportunidad para que los suizos reflexionen y se pregunten qué es lo que prefieren: ¿aprender o castigar?

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