RYANAIR, entre el despotismo y la amenaza en su trato hacia los trabajadores
Ryanair sigue haciendo caso omiso de la legislación laboral española en todo lo que concierne a los trabajadores de sus bases en el país. El nuevo CEO de la compañía, Eddie Wilson, ha hecho bueno, y eso que parecía imposible, a su predecesor Michael O´Leray, y va camino de convertirse en un villano de película dentro de la empresa.
A las presiones y las amenazas, citaciones a Dublín incluidas para ser expedientados, hacia los trabajadores que han secundado la última huelga convocada en la compañía irlandesa, se unen las impresentables formas del nuevo dirigente, tratando con desprecio a los representantes de los trabajadores y a las autoridades laborales españolas.
Su manera de «acercar» posturas con sus trabajadores tras las jornadas de huelga convocadas por el cierre injustificado de varias bases en España ha sido afirmar que «las huelgas no sirven para nada» y que su convocatoria sólo acelerará el cierre de dichas bases, además de las arriba descritas citaciones a trabajadores que no tenían nombrados servicios mínimos y que optaron por secundar una huelga legalmente convocada.
Es hora de meter mano al gigante del low-cost, toda vez que todos estos cierres de bases esconden un plan que no por conocido parece menos eficaz: chantajear a las autoridades españolas para conseguir jugosos contratos de cabildos, ayuntamientos y comunidades autónomas (que en realidad son subvenciones bajo mano), y derivar la producción a su filial polaca, a costa de sus cada vez más sindicados trabajadores de la compañía matriz.
Europa merece poner el transporte aéreo de sus ciudadanos en manos de empresas que respeten los derechos laborales de aquellos lugares en los que operan. Porque los trabajadores, no lo olvidemos, también son ciudadanos europeos.