ENAIRE obstaculiza la vacunación de los controladores aéreos
Parece el mundo al revés, pero está ocurriendo. Después de la incapacidad de ENAIRE para conseguir que sus controladores aéreos sean considerados personal esencial y así poder realizar una vacunación sectorial, ahora que a los controladores empiezan a llamarlos para darles cita por grupo de edad la empresa se desdice de aquello a lo que se comprometió tan solo un mes antes, y no respeta el “waiting period” establecido por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) como una recomendación de seguridad ante los posibles efectos secundarios conocidos -y desconocidos- de las distintas vacunas existentes.
Es más, lo que está haciendo la empresa pública es presionar a sus controladores para cambiar las citas y vacunarse en sus días libres, de tal manera que tanto la vacuna como el “waiting period” de 48 horas se produzcan en los días libres de los controladores.
Tanto los controladores aéreos como el resto de trabajadores del sector aéreo llevan desde que empezó la pandemia insistiendo en que sean considerados personas necesarias para funcionamiento de los servicios esenciales en España, y que en cuanto las vacunas estuvieran disponibles fueran incluidos en los grupos de vacunación prioritarios, tanto por el riesgo de contagio masivo en las salas de control y los fanales como por la obvia amenaza para la continuidad del servicio el que fueran llamados por grupos de edad sin tener en cuenta equipos de trabajo o programación de turnos.
Pues bien, nada de esto ha sucedido, y mientras los contagios y los apartamientos del servicio se siguen sucediendo en el colectivo de control, ahora que por fin parece que aunque sea por su grupo de edad mayoritario los controladores aéreos de ENAIRE empiezan a ser llamados para vacunarse, ENAIRE no hace más que poner palos en las ruedas, dificultando por razones muy peregrinas, tanto la vacunación, no dando ningún tipo de facilidad para cumplir con la cita, como el riesgo que supone trabajar incluso el mismo día de haber recibido la vacuna.
Porque las presiones de la empresa a sus controladores para que no coincida la fecha de vacunación con un día de trabajo está llevando a una ceremonia de la confusión en la que se han perdido citas, retrasado los plazos de primeras y segundas dosis, y ha llevado a que exista una incertidumbre absoluta y muy peligrosa acerca de las posibles consecuencias para el controlador en caso de incidente grave y estar trabajando justo después de haber recibido una vacuna que puede generar unos efectos secundarios determinados, incumpliendo la recomendación de la EASA a este respecto y que incluye, tal como recogía la comunicación de ENAIRE a sus trabajadores de 31 de marzo, respetar 48 horas entre la vacuna y el siguiente servicio.
Para rizar el rizo de la desorganización y la improvisación, hay algunas dependencias en las que sí están respetando las 48 horas llamando a otros compañeros para cubrir a los recién vacunados y otras en las que obligan a trabajar a los supervisores si no están sentados en frecuencia, como si no fuera trabajo operativo.
Y decimos que esgrimen razones peregrinas porque, debido al bajísimo nivel de tráfico aéreo existente en este momento no existe justificación operativa para no desprogramar aquellos servicios que sean necesarios para garantizar tanto la salud del trabajador como la seguridad del tráfico aéreo, cuando en la mayoría de los casos dicha desprogramación no tendría absolutamente ningún impacto operativo.
Estamos, de nuevo, ante una actuación unilateral del ente público, que vuelve a improvisar y echar balones fuera poniendo otra vez a los pies de los caballos a aquellos trabajadores a los que debería cuidar.